Arquitecto graduado de la Universidad de San Carlos de Guatemala. Asesor profesional independiente en desarrollo de proyectos urbanos. Activista en redes sociales en pro de la participación ciudadana, movilidad sostenible y gobernanza.
¡Son unos resentidos sociales! Es una de las típicas frases que suelen decir cada vez que algún grupo organiza manifestaciones para demostrar su descontento con el gobierno.
En muchos casos hemos visto riñas, peleas y conflictos con agentes de policía municipal, o Policía Nacional Civil en todo el territorio del país. De alguna forma y en algún momento de la historia el uniforme dejó de verse con admiración y respeto o como un signo de auxilio, ayuda y apoyo, en cambio empezó a verse con desprecio, enojo, frustración e incluso miedo, principalmente miedo.
Corría la década de los años treinta cuando la ciudad de Guatemala recibió su famoso apodo de “Tacita de Plata”. Poco queda de lo que hizo que se mereciera ese calificativo. Ya ni el recuerdo es suficiente para comparar el estilo de vida de aquellos años con la realidad que tenemos ahora.
— ¿Buenas tardes, será que le dá permiso para salir a jugar?—. Una frase de esas que ya no se escuchan porque salir a la calle, aunque sea frente a la casa, ya es considerado algo muy arriesgado y peligroso.