Alejandro Giammattei durante una de sus tantas cadenas.

Un presidente que no sirve a su pueblo debe renunciar

Miles de personas están pagando con su vida la falta de vacunas, medicinas y equipo en los hospitales públicos.
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El Covid llegó a Guatemala hace 16 meses y entonces sabíamos muy poco sobre el virus. No teníamos claro de qué forma se transmite, cómo tratar efectivamente a las personas enfermas y tampoco había una vacuna. Hoy todo es diferente, el mundo empieza a recuperarse de la pandemia y la normalidad regresa poco a poco.

Pero en Guatemala solo estamos empeorando. 

Miles de personas están muriendo lentamente y con mucho dolor en los hospitales públicos por la falta de medicinas; un médico dijo la semana pasada que están viendo morir a los pacientes con Covid de una forma tan cruel y lenta, que parece una tortura. 

Otras personas, menos afortunadas, están muriendo en sus casas sin un tratamiento ni atención médica porque los puestos y centros de salud en el interior del país están en ruinas. Solo les queda esperar a que llegue la muerte.

En todo esto hay una certeza y es que el presidente Alejandro Giammattei no está haciendo su trabajo. Tiene mucho dinero —tras endeudar al país—, un equipo de trabajo y poder para tomar decisiones, pero no cumple con hacer lo que le corresponde.

El presidente tiene que cumplir y hacer cumplir la Constitución, y en los primeros tres artículos del texto constitucional se establece la responsabilidad del Estado para defender a las personas y garantizar la vida. Y eso no está pasando.

La gestión de la crisis del Covid es en un fiasco desde el principio. El presidente, y doctor, Giammattei minimizó la enfermedad y dijo que era una “gripona”. Y luego, decisión tras decisión, fue hundiendo a Guatemala en una crisis sin precedentes hasta llegar a esta etapa, la peor de la pandemia.

Durante años los presidentes, ministros y empresarios han saqueado el Ministerio de Salud a su antojo. Ya estaba en ruinas cuando llegó el presidente Giammattei y cuando la pandemia alcanzó a Guatemala. Pero debería ser responsabilidad del presidente evitar que eso continúe.

Las gestiones que deberían fortalecer a ese ministerio solo generan más dudas sobre lo que está pasando detrás de cámaras. Hemos sido testigos de compra de pruebas de Covid falsas, adquisición de medicamentos sobrevalorados, contratos llenos de secretividad y muchos otros actos que no pueden ser calificados de otra forma que como corrupción. ¿Qué ha hecho el presidente Giammattei para frenar eso? Nada. 

Es muy claro que el presidente y sus aliados no están viviendo y sufriendo, esta pandemia como la población. Y es por eso que no se inmutan frente a la situación de miles de personas que mueren, a las familias destruidas y a los empleos que desaparecen por falta de transparencia y sentido común.

Un presidente que no sirve a su pueblo debe renunciar. Y esto no es una cuestión de ideologías, sino de legalidad. Es necesario que el presidente escuche el clamor de la ciudadanía en estos momentos. Y no se trata de 150 gentes, sino de millones que no podemos seguir aguantando que lleven la salud pública a la quiebra total. 

Ningún guatemalteco o guatemalteca debe morir por culpa de la corrupción o la ineptitud.

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