Entre colas, se nos va la vida
Suena la alarma, son las 4:30 de la mañana y mi hora de entrada al trabajo es a las 8. Con desgano me levanto. Están encendidas las luces de la casa: es mi mamá que ya tiene puesto su uniforme del trabajo en donde gana un poco más del salario mínimo y con eso ha tenido que sostener a sus tres hijos.