Este 2024, en menos de dos meses, 10 personas fallecieron y más de 6000 quedaron damnificadas a causa de los primeros estragos climáticos del invierno.
Y sigue lloviendo. Faltan varios meses de lo que ha sido pronosticado como una temporada de lluvias con mayor precipitación que años anteriores, además de tormentas y huracanes, que pueden poner en peligro la vida de las personas y sus viviendas.
Para prevenir e intentar evitar tragedias, Conred identifica los lugares a nivel nacional que presentan riesgo de inundaciones y movimientos de masa, como derrumbes y deslizamientos, en todo el país.
Actualmente, el listado contiene más de 10 mil lugares que Conred convierte en mapas de riesgo. Estos se entregan a las autoridades locales junto con el protocolo de lluvias como una herramienta para la gestión de reducción de riesgos y para que puedan tomar medidas preventivas.
El problema es que la última actualización de los puntos de riesgo se realizó hace seis años, en 2018. En aquel entonces, la cantidad se modificó de 8.200 registrados en 2016 a 10.051. Un aumento de 1.851 puntos en tan solo dos años. ¿Cuántos más habrán en 6 años desde la última actualización? ¿Y cómo gestionar riesgos sin datos actualizados?
¿Por qué no se actualiza desde entonces?
La secretaria ejecutiva de Conred, Claudinne Ogaldes, no concedió una entrevista para conversar sobre este y otros temas. Sin embargo, a través de información pública, la institución explicó que el mapa de riesgos no se ha actualizado por falta de dinero.
“La limitación principal sigue siendo la falta de recursos financieros para adquirir la tecnología necesaria”, respondió.
Conred no pudo informar cuál sería la inversión necesaria para poder implementar dichas mejoras, pues no cuenta con una cotización formal.
Actualmente la secretaría maneja un presupuesto anual de Q116 millones, de los cuales la mayoría se destina a salarios y prestaciones laborales.
¿Cuántos puntos de riesgo hay hoy?
Según el listado de 2018, la mayoría de amenazas de deslizamientos se encuentran en el departamento de Huehuetenango, San Marcos, Quiché y Alta Verapaz. Y el riesgo de inundaciones es mayor en Escuintla, Izabal, Petén y Santa Rosa.
De los 810 incidentes registrados desde el 29 de abril de 2024,la mayoría ocurrieron en Guatemala, Santa Rosa, Alta Verapaz, Escuintla, San Marcos y Jutiapa.
Cuando Conred hizo la última actualización en 2018, el aumento fue “debido a diversos fenómenos naturales que alteraron las condiciones topográficas del territorio nacional”.
La institución no tiene un cálculo sobre cuántos puntos podrían existir hoy pero respondió que el número de puntos de riesgo probablemente han incrementado, por factores como el cambio de uso del suelo, incremento de áreas urbanas, fenómenos de origen geológico, la variabilidad y cambio climático.
También aseguran que, a pesar de seis años sin actualizar la lista de puntos de amenaza, los mapas tienen una vigencia de 10 años porque se cruzan con datos sobre poblados y de cartografías del Instituto Nacional de Estadística y del Instituto Geográfico Nacional.
¿Los puntos de riesgo son vigentes?
Aunque Conred asegura que no solo buscarán actualizar los mapas sino mejorar su escala para identificar puntos de riesgo con mayor precisión, estas medidas podrían no ser suficientes.
Así señala Sergio García Mejía. Es ingeniero civil y ambiental, e investiga la gestión de desastres en lugares propensos a múltiples amenazas con poblaciones vulnerables como parte de su doctorado en el Center for Disaster Resilience de la Universidad de Maryland, Estados Unidos.
Para él no basta con actualizar los mapas, también hay que cambiar la metodología que considera anticuada, incompleta y obsoleta en comparación con la manera que trabajan instituciones similares en otros países.
“El riesgo es una construcción social”, dice García, algo que la evaluación de Conred no toma en cuenta elementos como la vulnerabilidad social, la resiliencia comunitaria y la intervención humana en los terrenos, como la infraestructura y el estado de estas.
Como ejemplo, el ingeniero propone la metodología de evaluación y sistematización de datos sobre riesgos que se utiliza en Estados Unidos: https://hazards.fema.gov/nri/map.
García reitera que sin una visión más integral que tome en cuenta la construcción social del riesgo, no es una medida válida de riesgos a desastres. Pero sí considera que sería un avance importante contar con datos más precisos, como datos geoespaciales de imágenes satelitales.
“No solo para estimar inundaciones o deslizamientos en época de lluvias, sino para mejorar la planificación territorial y desarrollo de políticas públicas para disminuir la desigualdad social. También es necesario avanzar en mediciones topográficas, por ejemplo de la geometría de los ríos para poder monitorear mejor los posibles desbordamientos”, detalla.
El ingeniero lamenta que la precisión y tecnología tiene un costo que no siempre es fácil de asumir en países como Guatemala. Aunque la información con la que cuenta Conred actualmente puede ser útil para la planificación territorial de las municipalidades en relación a los riesgos, los mapas no son de utilidad para la población en general.
“No les vas a decir a alguien que vive en una ladera o que vive en una vivienda con techo de palma que vaya a buscar su punto en el mapa de Conred para ver si vive en riesgo. Muy probablemente ya saben y al momento de enfrentarse a las lluvias pues necesitan que se les comunique sobre todo las soluciones y acciones para protegerse”, explica.
Mejorar la calidad de los datos también es vital para la elaboración de propuestas de políticas públicas para personas que viven en condiciones de riesgo.
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