Sí, somos resentidos sociales

¡Son unos resentidos sociales! Es una de las típicas frases que suelen decir cada vez que algún grupo organiza manifestaciones para demostrar su descontento con el gobierno.
Foto: Pia Flores

Dicen esta típica frase creyendo que con esas palabras logran transmitir desprecio y desdén. Lo repiten como si se tratara de un descalificativo porque, aún sin argumentos, esperan que el resto de personas compartan sus privilegios o su forma de ignorar la realidad y los grandes problemas.

Hablan desde una posición muy acomodada, como que no les importa lo que suceda en el seno político porque ellos se encuentran muy tranquilos, porque cada día su vida transcurre de manera normal “sin que nadie los esté chingando”. Porque aunque sean víctimas silenciosas de la ineptitud de los gobernantes, se pueden dar el lujo de decir efusivamente “que chingadera que se tienen con las manifestaciones y bloqueos”.

Lo que no saben es que yo soy uno de esos resentidos, porque ser resentido no es algo malo ni un insulto. Es sentir con profundidad, es ser consciente de tu contexto.

Si entendemos que “resentir” es tener sentimiento, pesar o enojo por alguna cosa, podemos entender que cualquier persona en este país es resentida desde el momento en que comienza a entender que no basta con esforzarse. 

Resentir también es empezar a flaquear, a debilitarse y decaer en ánimos. Somos resentidos en el momento en que perdemos la esperanza en que las cosas cambien, porque una de las principales aspiraciones de la juventud es encontrar la ruta de escape que te lleve lejos de este país carente de oportunidades.

No es fácil quedarte y preocuparte solo por trabajar cuando los grandes empresarios buscan reducir los salarios mínimos mucho antes que mejorar las condiciones laborales. Cuando la ausencia de Estado tiene a su gente debatiéndose entre la pobreza y la miseria. No es fácil no ser resentido cuando el hambre acecha a la mitad de la niñez del país pero en contraste tenemos al presidente mejor pagado de Latinoamérica.

Resentido me han llamado por apoyar las causas justas, por defender derechos, por apoyar mejores condiciones para los más desfavorecidos. Resentido me autodenomino, porque yo conozco de primera mano el sabor de la impotencia, la carencia de oportunidades, la angustia de no poder seguir el ritmo al sistema y de sentir que se van terminando las esperanzas.

Al final, todos somos resentidos solo que algunos usan el término para burlarse de sus propios hermanos y otros, en cambio, lo usan para demandar que quienes tienen en sus manos la capacidad de tomar decisiones, hagan bien su trabajo.

Todos somos resentidos. La diferencia es que algunos ya han abierto los ojos y no se pueden quedar de brazos cruzados para lograr mejorar esta tierra que los vio nacer.

Te informamos rapidito
y sin spam

Total
0
Acciones
2 comentarios
  1. Dios mío! nunca vi tanta basura reunida en un solo post hasta que vi esto, quitenle el internet por favor, el cáncer estuvo potente, hasta mi primo pequeño hubiera escrito algo más “inteligente”. Lo gracioso es que el único comentario que hay es el mío XD

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Publicaciones relacionadas
Leé más

Cada día más juntxs, cada día más Visibles

Han pasado 54 años desde la Rebelión de Stonewall en Nueva York, llama que encendió el movimiento del Orgullo LGBTIQA+ y que se constituyó como un punto crucial en nuestra historia como personas diversas y en la lucha de los Derechos Humanos a nivel mundial.
Leé más

Travesura de cucuruchos periodistas

Quizás no lo sabían, pero Ronaldo Robles en algún momento fue cucurucho. De hecho, aunque estudiamos la primaria en el Colegio Loyola, no fue sino hasta en plena adolescencia, mientras formamos parte del coro de la Hermandad del Señor Sepultado de Santo Domingo, que nuestra amistad echó raíces.