Ilustración: Eduardo Rodríguez

Ante la embestida regresiva, ¡politización y organización!

En julio del 2021, la fiscal general Consuelo Porras destituyó al fiscal Juan Francisco Sandoval y, desde entonces, la Alianza Criminal –conformada por redes de políticos, militares, empresarios y abogados– ha acelerado su venganza contra quienes amenazan su modelo de negocio, que no es otro que exprimir hasta la última gota de todos los recursos del Estado.
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Desde entonces, el Ministerio Público que dirige Porras ya no investiga la corrupción, solo lo hace la prensa independiente y la denuncian algunas organizaciones.

Hubo reacciones. Durante varios días movimientos indígenas y campesinos lideraron la resistencia en distintos puntos del país y una movilización importante tocó las puertas del Ministerio Público el 29 de julio del 2021 (29J).

Ese día, insólitamente, un grupo de estudiantes de las universidades privadas (siguiendo el ejemplo de las movilizaciones en otros departamentos) se manifestaron sobre la bajada del boulevard Vista Hermosa en la zona 15, un área privilegiada que gracias a este plantón no pudo ignorar la realidad que nos asfixia, al menos por un par de horas.

Un año después, la Alianza Criminal ya no necesita cuidar las formas ya que, sin ningún contrapeso institucional, no tienen por qué aparentar legalidad. Desde entonces se ha desplegado una avalancha de casos sin fundamento contra fiscales, jueces y juezas independientes, periodistas y activistas, una Corte de Constitucionalidad que obligó a los decanos a elegir a Consuelo Porras para un periodo más de cuatro años al frente del Ministerio Público y unas elecciones robadas en la USAC.

Es por esto también que el Congreso se ha concentrado en préstamos y ampliaciones presupuestarias destinadas a ser robadas, leyes para poder reprimir a manifestantes o garantizar impunidad a corruptos y leyes que criminalizan a la comunidad LGTBIQ+, a las mujeres y a los pueblos.

Esta ola de corrupción total y autoritarismo se extenderá al proceso electoral del 2023, que viene chueco desde la elección del Tribunal Supremo Electoral, el cual quedó conformado por una magistrada excandidata y otros dos magistrados con títulos falsificados.

Tal y como se vienen dando las cosas, no es descabellado pensar que el TSE, alguna Corte o incluso el MP, impedirán la participación de la oposición progresista que, dicho sea de paso, ha demostrado su incapacidad o falta de voluntad para articularse y para hacer frente a sus oponentes que logran alianzas con facilidad.

A pesar de estar viviendo una realidad tan adversa, hay motivos para mantener la esperanza y se refleja en las colonias de la Ciudad cuando los vecinos y vecinas se manifiestan para exigir agua, en la asamblea para recuperar la USAC, en las propuestas de los pueblos originarios y en las organizaciones que se resisten a sucumbir ante la embestida y continúan apostándole al futuro.

En contextos tan regresivos como este es donde la apuesta por la politización se hace más necesaria y cobra aún más valor. Ante el cierre de espacios, la lucha por una verdadera democracia y la construcción de un Estado para la vida digna debe intensificarse en los barrios, en los lugares de trabajo, en las aulas y en los hogares.

En ocasiones los escenarios más adversos son los mejores para la construcción de nuevas realidades, porque cuando se ha perdido todo (o casi todo) lo mejor es recoger el conocimiento que hemos ido adquiriendo y que nos han transmitido, para cimentar la base de un país digno. De estos cimientos surgirán personas como Juan Francisco Sandoval, dispuestas a hacer grandes sacrificios para cambiar el rumbo de la historia.

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1 comment
  1. Totalmente cierto y doloroso tener que luchar contra corruptos sin ningún valor y descarados

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