Paraninfo universitario. Composición a partir de fotografía de Diario de Centroamérica

La historia del edificio dedicado al arte que se tiñó de sangre

La Universidad de San Carlos siempre ha estado en la mira del poder. Sus edificios son testigos de hechos que marcaron nuestra historia.
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Sobre la 1ra. y 2da. Avenida, entre 12 y 13 calle de la zona 1, hay un edificio que no pasa desapercibido. Ocupa una cuadra completa y está rodeado de un jardín frondoso. Es el Centro Cultural Universitario, más conocido como Paraninfo y pertenece a la Universidad de San Carlos de Guatemala (USAC).

Ahí funcionó la rectoría, la Facultad de Medicina y la de Odontología. Incluso en ese lugar se hicieron reuniones para el derrocamiento del dictador Jorge Ubico, en 1944.

A partir de 1960 se convirtió un lugar importante para el movimiento estudiantil y para las expresiones sociales que rechazaban el Conflicto Armado Interno.Uno de los hechos más emotivos fue cuando en el recinto se realizaron las honras fúnebres de los campesinos y estudiantes que fueron calcinados en la Masacre de la Quema de la Embajada de España, ocurrida el 31 de enero de 1980.

Apenas un año después, el edificio fue testigo de otro hecho lamentable.

El evento cultural que terminó en masacre

En la tarde del jueves 29 de enero de 1981, sobre la 1ra. Avenida, hubo una manifestación. Quemaron llantas y formaron barricadas que taparon el paso. También se colgó un muñeco que representaba a la policía y al ejército.

La protesta era del Frente Popular 31 de enero, un grupo integrado por estudiantes y campesinos. Su manifestación era en conmemoración del primer año de la quema de la Embajada de España. 

La manifestación acabó cuando los manifestantes fueron informados de que llegarían patrullas de policías y militares. Los agentes llegaron cuando la manifestación ya había terminado..

Mientras eso ocurría en la calle, dentro del Paraninfo se celebraba la apertura de un curso de locución. En el evento había estudiantes, catedráticos, periodistas y diplomáticos. Era una noche cultural.

La armonía del momento fue interrumpida cuando los agentes armados decidieron entrar al recinto con armas de fuego en la mano. Dispararon contra los asistentes de la actividad cultural y la tranquilidad rápidamente fue rota. Un escenario de terror se vivió dentro del Paraninfo.

Los nueve

Fotos de los estudiantes asesinados sobre las gradas del Paraninfo acompañaron la nota del viernes 30 de enero de 1981 en el diario Prensa Libre. La masacre dejó nueve personas fallecidas entre trabajadores universitarios y estudiantes.

Erwin Golib, jefe de extensión universitaria y Miguel Ángel Hernández Valera, encargado de deportes de la USAC, fallecieron ese día.

También los artistas: Orlando Castillo Murcia, dibujante; Juan Carlos Arocha Guzmán, carpintero; los telegrafistas Juan Bautista Castillo y Oscar Rolando Figueroa. 

Además los estudiantes: Byron José Castañeda Cordón, Mynor Benjamín Jerez y Jorge Alfredo López García.

En ese momento al frente del gobierno  estaba el general Romeo Lucas García. 

Una generación pérdida

Durante el Conflicto Armado Interno, la USAC  fue víctima directa de la represión del Conflicto Armado Interno. Esto provocó la pérdida de generaciones de estudiantes e intelectuales. Muchos fueron asesinados o desaparecidos, y otros tuvieron que irse al exilio para proteger su vida.

Con la firma de la paz, en 1996, se ha intentado recuperar la memoria de los cientos de estudiantes, catedráticos o trabajadores de la USAC que fueron víctimas del Conflicto. Una muestra es el monumento en la Universidad que reúne el nombre de 736 de ellas y ellos.

Hoy en día, aunque ya no estamos en guerra, la Universidad aún sigue siendo blanco de ataques. Por su incidencia en la formación de las nuevas generaciones y su poder de influencia en el Estado, aún hay intentos por controlarla y evitar que sea crítica hacia el poder.

Una muestra de ello es que en 2022 hubo una elección de rector, señalada de fraudulenta por parte de los estudiantes. Una docena de estos líderes estudiantiles ahora enfrentan denuncias penales por parte de las mismas autoridades universitarias.

La recuperación de la universidad pública y del movimiento estudiantil aún es un camino difícil. A pesar de eso, los y las estudiantes están claros de mantener en pie su lucha por un mejor futuro. Es su forma de honrar la memoria de quienes les antecedieron. 


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