La victoria de Bernardo Arévalo y Karin Herrera, del Movimiento Semilla ―un partido de centro-izquierda― es vista como un repudio a la clase política tradicional guatemalteca, que ha sido señalada de corrupción durante décadas.
Desde una red de canales de WhatsApp líderes magisteriales y veteranos militares difunden desinformación y propaganda en favor de la UNE. También están coordinando buses y pickups para movilizar votantes para la segunda vuelta. Seguimos los canales durante 20 días. Esto fue lo que encontramos.
Quorum tuvo acceso a una decena de audios que dejan en evidencia cómo se pone en marcha un plan para desinformar y, supuestamente, desprestigiar al Movimiento Semilla y al candidato Bernardo Arévalo. El objetivo es vincularlos con una agenda de derechos LGBTIQ+ que ni el partido ni el presidenciable plantean en su campaña electoral.
Quiché, el cuarto departamento más grande de Guatemala, está atravesado en su mayoría por caminos de tierra y carreteras en mal estado. Esas rutas polvorientas o lodosas, según el clima, hacen que ir a la escuela tome dos o más horas, que las pocas ambulancias del área lleguen demasiado tarde a sus destinos o que la competitividad esté por los suelos. Un ingeniero civil del municipio de Chicamán que pasó por una empresa constructora, un escaño en el Congreso y el Ministerio de Comunicaciones, y tuvo la oportunidad de oro para resolver ese gran problema, le quedó debiendo a su comunidad. Y a pesar de eso, estará en el Congreso por cuatro años más.
La campaña de la primera vuelta electoral se terminó. Las vallas, los carteles y el resto de materiales que usaron los partidos para contaminar son ahora menos visibles. Sin embargo, los rezagos de su campaña quedan. Los discursos de odio, -que cual rezo de novenario repetían-, siguen generando ecos y llenando de estigmas las vidas de personas LGBTIQA+ en Guatemala.