Sin silla: la necesidad económica cuesta 8 horas de pie

Carlos Córdova y Blanca Lara trabajaron de pie porque en sus empleos les negaron un banco o una silla para sentarse.

Les separan 31 años de edad. Él pasa la mayor parte de su día en la Ciudad de Guatemala y ella en Mixco. Ni siquiera se conocen, pero tienen una historia en común. Durante más de un año, todos los días Carlos Córdova y Blanca Lara trabajaron de pie porque en sus empleos les negaron un banco o una silla para sentarse. Sus historias reflejan las condiciones de miles de personas, cuyo único momento del día para descansar y relajar sus piernas son los quince minutos de almuerzo o, con más suerte, media hora.

Carlos tenía 19 años y trabajaba en un *restaurante de comida rápida, el de la “carita feliz” (McDonald’s). Allí tenía varias tareas —limpiar, atender el autoservicio, estar en el mostrador—, pero no sabía que todo eso implicaría pasar jornadas de siete horas diarias de pie, seis días a la semana.

“Es algo de lo que me di cuenta cuando ya estaba allí. La primera semana no sentía los pies. El único momento donde puedes sentarte es en tu media hora de almuerzo. Si te miran recostado te dicen ‘¿Qué estás haciendo?, traete una limpieza’. Eso significa que vayas a traer una escoba y un trapeador y pases limpiando todo. Si no estás haciendo nada, tienes que hacer eso”, recuerda.

Carlos ya no trabaja en ese restaurante, pero sus dos años de experiencia ahora le permiten identificar cuando los empleados de los locales de comida rápida están agotados: “en horas de poco movimiento, siempre podés ver a alguien en cuclillas por el área del autoservicio o en las esquinas, o que están recostados en el mostrador”.

En cambio, Blanca Lara trabajó un año y medio en un quiosco de *Café Gitane en un centro comercial. Ella tenía 59 años en aquel entonces y trabajaba seis días de la semana durante nueve horas diarias. Ella tampoco sabía que no tendría ni una silla donde sentarse.

“Yo todavía pregunté si daban un banquito y me dijeron que no. Se trataba de que los clientes vieran que siempre estaba la atención allí lista para ellos. Y, cuando no había clientes, limpiaba el área de trabajo. Yo llegaba muerta a mi casa con dolor de piernas”, describe.

Blanca aprovechaba los quince minutos del almuerzo para descansar y comer. Cuenta que otras empleadas a veces iban al baño del centro comercial para sentarse unos minutos. Con el tiempo, comenzó a hacer pequeños ejercicios de puntillas en el quiosco y a usar medias compresivas. Así era más fácil soportar la larga jornada de pie.

La necesidad sobre el dolor

En el antiguo trabajo de Carlos a los buenos trabajadores se les premiaba con la posibilidad de trabajar horas extras, pero siempre de pie. Para algunas personas era posible obtener un segundo sueldo con las ganancias extras, aunque ello implicara pasar hasta doce horas sin sentarse.

¿Por qué aceptar este tipo de empleos? Carlos y Blanca responden esa pregunta con exactamente las mismas palabras: por necesidad.

Los restaurantes de comida rápida y cafés son unas de las opciones más inmediatas para conseguir dinero y que no requieren años de experiencia o un título universitario. “A esa edad tenés mucha energía y como te están bombardeando constantemente con dar la milla extra, no te das cuenta de que te están explotando”, señala Carlos.

Las opciones de trabajo digno también son limitadas para las personas mayores de 50 años. “Yo tuve suerte porque la edad tiene mucho que ver para que no le den un trabajo a uno. Ahí sí que donde encuentras trabajo, toca”, dice Blanca.

Son dos casos similares, pero no los únicos en Guatemala. Otros empleos que implican estar de pie durante toda la jornada laboral incluyen:

  • Venta de ropa, zapatos y perfumes
  • Cuidar las paradas del Transmetro
  • Recepción de hoteles y restaurantes
  • Asistencia de bodega y almacenes de electrodomésticos
  • Seguridad de tiendas y edificios
  • Expendios de gasolina
  • Cocina y atención al cliente
  • Cobro en caja
  • Producción en fábricas

La ley no es opción, pero nadie sanciona

Los derechos laborales están definidos en el Código de Trabajo. Uno de los artículos de esa ley exige que los establecimientos comerciales o industriales “donde la naturaleza del trabajo lo permita” deben tener suficientes sillas para que los trabajadores y trabajadoras descansen.

Incumplir con esa norma puede implicar una sanción de dos a nueve salarios mínimos mensuales ―entre Q6 mil y Q28 mil― (entre US$800 y US$3,600), según el Ministerio de Trabajo.

Roberto Aguilar, abogado laboralista, considera que estas prácticas violan el derecho al trabajo digno y seguro. El Código de Trabajo también sanciona con ocho a 16 salarios mínimos mensuales ―entre Q18 mil y Q50 mil― (entre US$2,288 y US$6,356) a los empleadores que violen la salud y seguridad de sus trabajadores.

Estudios han comprobado que permanecer de pie durante tanto tiempo puede producir:

  • Dolores lumbares
  • Hinchazón de piernas
  • Várices
  • Problemas cardiovasculares
  • Malestar general
  • Trombosis venosa profunda
  • Lesiones de rodillas
  • Lumbagos

“Los primeros días era tanto el cansancio que hasta me aumentó la temperatura. Tal vez fueron dos meses para que me lograra acostumbrar. Fueron dos meses largos y cansadísimos”, recuerda Blanca.

A pesar de las consecuencias legales y físicas de este tipo de empleos, Roberto Aguilar señala tres razones por las cuales siguen siendo prácticas tan comunes en Guatemala:

El Ministerio de Trabajo no tiene suficientes inspectores para verificar el cumplimiento de la ley y sancionar.
La cultura laboral en el país es precaria.
Las personas desconocen sus derechos laborales y cómo exigirlos.

El Ministerio de Trabajo asegura que no ha recibido ninguna denuncia sobre trabajos que impiden el descanso durante la jornada laboral. Tampoco tiene un registro de trabajos donde estas prácticas son comunes.

La entidad tampoco tiene la capacidad para investigar por cuenta propia estos casos. Las cifras más recientes muestran que aproximadamente 1.9 millones de personas trabajan en el sector formal. El ministerio solo tiene 160 inspectores, es decir, uno por cada 11,875 empleos.

Decisiones políticas para la vida laboral

La Organización Internacional del Trabajo (OIT) reconoce que si un trabajo implica permanecer todo el día de pie, el empleador tiene la obligación de proporcionar una silla para sentarse a intervalos regulares.

Otros países lo comprendieron. España, Chile y Argentina tienen leyes específicas para que los empleados y empleadas puedan sentarse durante la jornada.

En México, el 6 de septiembre de 2023 fue presentada la “Ley Silla” ante el Senado. La ley busca prohibir que los empleados permanezcan parados, o bien, que estén sentados todo el día. Asimismo, plantea sanciones monetarias para quienes incumplan la norma.

En Guatemala, estos cambios también son posibles, pero dependen del Congreso. Los próximos 160 diputados y diputadas tienen una decisión importante en sus manos. Podrán seguir aprobando días conmemorativos para distintas profesiones —sin ningún beneficio para la población trabajadora—, o bien, podrán tomar un rumbo distinto y legislar por el trabajo digno y seguro.

*Intentamos conocer una postura oficial por parte de McDonald’s y Café Gitane, pero ninguna de las empresas respondió.

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