El Corredor Seco es una región de Guatemala caracterizada por la sequía y por ende, por la desnutrición y la pobreza extrema. Esa región abarca 6 departamentos de Guatemala, entre ellos está Jutiapa.
Allí el sol es fuerte y la tierra es seca y la escasez de agua se agudiza en época de verano. En los últimos años, la población ha atestiguado que el nivel de agua en sus pozos disminuyó.
Ese es el caso de Elda. Vive a 3 kilómetros de la mina Cerro Blanco, un proyecto que pretende extraer oro y plata en Asunción Mita, un municipio de Jutiapa.
La empresa lo ha intentado a través de túneles, pero estos se les inundaban con las aguas termales que corren alrededor de los minerales preciosos dentro de la montaña.
Para resolver el problema la mina comenzó a drenar esa agua y, según denuncian las y los vecinos, esto hizo que disminuyera aún más la cantidad de agua que llega a las familias.
El Colectivo Madre Selva, una organización que trabaja en defensa del medio ambiente, identificó que la mina extraía 600 galones por minuto, provocando que a un mediano plazo el agua empezara a escasear.
Por ahora la operación de la mina está suspendida pero organizaciones como Madre Selva, advierten que si la empresa retoma operaciones los daños en los recursos naturales serían irreversibles.
Los riesgos en una región con hambre y sin agua
En 2021, cuando la empresa minera Bluestone Resources se dio cuenta de que no podía extraer los minerales de forma subterránea, solicitó al Ministerio de Energía y Minas cambiar su licencia para poder explotar a cielo abierto.
Ese cambio no es tan sencillo. Según Guadalupe García, del Observatorio de Industrias Extractivas, el impacto de este tipo de minería es mayor porque aumenta el riesgo de contaminar ríos y aguas subterráneas con los residuos de los químicos utilizados y el cambio de método implicaría deforestar 461 hectáreas y se perderían 311 hectáreas que actualmente son utilizadas para cultivo.
En un análisis del Colectivo Madre Selva se advierte, que la mina utilizará 91 millones de metros cúbicos de agua. Es el agua suficiente para abastecer a 910 millones de personas, si cada persona usará los 100 litros al día que recomienda la Organización Mundial de la Salud para satisfacer todas sus necesidades.
Todo esto, en una región azotada por la sequía y la hambruna.
El cerro que será sustituido por una montaña de escombros
La legislación guatemalteca exige que las empresas mineras hagan un Estudio de Impacto Ambiental para determinar cómo afectará a los recursos naturales de la zona. Hasta 2019 también era requisito que en caso de cambiar de método de explotación, como lo hizo, Bluestone Resources, se hiciera un nuevo estudio.
Sin embargo todo cambió durante el gobierno de Jimmy Morales, desde ese año 2019, los controles se hicieron menos estrictos y ya solo era necesario hacer algunas actualizaciones al estudio original. Esto, pese a que cambiar el método de explotación implica grandes riesgos.
El estudio de la minera Cerro Blanco poco o nada cambió y aún está pendiente de recibir el visto bueno o no, de los ministerios de Ambiente, y de Energía y Minas.
Mientras las autoridades aún no toman una decisión, otros especialistas sí han advertido sobre los impactos del proyecto minero.
El doctor en geofísica Steven Emerman, analizó el estudio de la mina Cerro Blanco. En sus conclusiones advierte que existe un riesgo físico para las comunidades alrededor de la montaña.
Esto se debe a que en la extracción de minerales a cielo abierto, se retiran escombros para abrir un agujero en la montaña. Este tendrá 1200 metros de largo por 650 metros de ancho y 370 de profundidad. Y eso significa que el Cerro Blanco, donde está la mina, desaparecería por completo.
No solo el paisaje cambiaría para siempre. Emerman alertó que el depósito en el que se filtrarían los residuos de la mina, alcanzaría la misma altura del cerro, y no reúne las precauciones necesarias para evitar deslizamientos.
Por esta razón incluso recomendó revocar todos los permisos existentes porque en caso de un accidente, los escombros caerían encima de las comunidades cercanas.
En Brasil ya ocurrió un accidente de este tipo en 2019. La contención de los escombros del proyecto minero Vale colapsó. El desastre dejó a decenas de muertos y personas desaparecidas.
Operación sin controles ambientales
El colectivo Madre Selva también denunció inconsistencias en el estudio ambiental de la mina Cerro Blanco. Desde 2007 han señalado que no se consideró el impacto que tendrían los cursos de agua, en el suelo y el viento.
“El Estudio de Impacto Ambiental era tan mal hecho que no tenía ni un estudio hidrológico completo de la zona y como querían hacer minería subterránea, chocaron con fuentes de agua termal. Esto les inundaba los túneles”, explica Julio González, activista ambiental.
Ese contacto con las aguas termales ya impactó en los recursos naturales. La mezcla de agua subterránea con agua superficial tiene consecuencias grandes porque el agua tiene otros niveles de metales y sales que afectan la calidad del agua”, dice Guadalupe García del Observatorio de Industrias Extractivas.
La mina Cerro Blanco está a 14 kilómetros de la frontera salvadoreña en la parte alta donde pasa el río Ostúa que desemboca en el lago de Güija. Este cuerpo de agua es compartido por comunidades guatemaltecas y salvadoreñas y al mismo tiempo se relaciona con el río Lempa que llega hasta Honduras.
Al menos dos estudios ya han encontrado contaminación en esos cuerpos de agua que pertenecen a tres países:
- En un estudio hecho por el Ministerio de Ambiente de El Salvador, destaca que en el lago de Güija ya se encuentran metales como el cianuro, cobre, cinc, aluminio, y cadmio en valores sobre el límite establecido. Estos metales también se identificaron en el Río Ostúa.
- Otro estudio advierte que el río Lempa abastece a 4 millones de habitantes salvadoreños. Con la operación de la mina a cielo abierto ven amenazado su derecho al agua.
Desde hace 15 años las comunidades y activistas ambientales han buscado que las autoridades guatemaltecas suspendan el permiso de la mina. Considera que el proyecto es “un fracaso” porque no ha logrado extraer ni un solo gramo de oro o plata por fallas técnicas que no contemplaron en su estudio ambiental. Sin dejar de lado el riesgo en que ya ha puesto los recursos naturales de la zona.