Cada día más juntxs, cada día más Visibles

Han pasado 54 años desde la Rebelión de Stonewall en Nueva York, llama que encendió el movimiento del Orgullo LGBTIQA+ y que se constituyó como un punto crucial en nuestra historia como personas diversas y en la lucha de los Derechos Humanos a nivel mundial.
Foto: Visibles

En octubre se cumplirán 26 años desde el asesinato en Guatemala de María Conchita, evento trágico que provocó la indignación y la organización de la comunidad diversa guatemalteca para manifestar publicamente nuestras denuncias, así como nuestro orgullo.

Hoy, entre el confeti, el esplendor y la fiesta con que conmemoramos un año más de Orgullo LGBTIQA+, es importante traer a la reflexión nuestro estado actual en la sociedad guatemalteca y reconocer los avances, revisar los retos y manifestar los retrocesos que nos motivan a luchar todos los días.

En 2022, vivimos en una de las épocas más retadoras de la historia reciente para luchar por la garantía de los Derechos Humanos en nuestro contexto tanto local como globalmente. En Guatemala, nos enfrentamos en conjunto a la aprobación de la Iniciativa de Ley 5272 “Ley para la Protección de la Vida y la Familia”, que promovía la criminalización de mujeres que abortaran (incluso de manera espontánea) y prohibiciones para la expresión de sexualidades e identidades diversas. Aunque el decreto fue archivado, aún constituye una amenaza latente que puede ser instrumentalizada en cualquier momento.

Adicionalmente, en la actualidad existe la Iniciativa de Ley 5940 “Ley para garantizar la Protección Integral de la Niñez y Adolescencia contra los Trastornos de la Identidad de Género”, que criminaliza a las personas trans y limita la educación integral de menores de edad. El Poder Legislativo ya conoció y aprobó en primera instancia esta ley, y aunque la modificó y no la ha presentado ante el pleno de congresistas, establece un avance en la intimidación sistemática en contra de la población LGBTIQA+.

También durante 2023, hemos visto con preocupación que muchos países llevan agendas de leyes regresivas en contra de personas LGBTIQA+, especialmente contra personas trans, no binarias, mujeres e infancias. Según Human Rights Campaign, solo en Estados Unidos, se han ingresado 520 propuestas anti-LGBTIQA+ a la legislación estatal, un récord en los últimos 5 años. 

Y la situación escaló a niveles más críticos ya que, en mayo último, el parlamento de Uganda y su presidente firmaron la Ley Contra la Homosexualidad, una de las normativas más represivas a nivel mundial contra las personas de la diversidad sexual.

Este recuento de hechos es especialmente alarmante porque Guatemala todavía carece de una política pública LGBTIQA+ o una tipificación de crímenes de odio en la legislación que resguarden a las personas diversas de estas tendencias que vulneran su vida y libertad.

Es decir, que en Guatemala no existen leyes o normas que protejan la identidad de género diversa, que prohiban los esfuerzos para corregir la orientación sexual o las identidades disidentes, que reconozcan el matrimonio igualitario y que otorguen el derecho a la adopción por parte de familias homoparentales.

El Gobierno guatemalteco también ha fallado en atención a personas LGBTIQA+ en servicios de salud, acceso a la justicia y libertad de expresión, sumando al fortalecimiento de los discursos de odio a través de medios de comunicación masiva, funcionarios y redes sociales.

Pero en un contexto que parece desesperanzador, también reconocemos la lucha histórica de resistencia y los logros de las generaciones que nos preceden para forjar el camino que ahora recorremos para vivir dignamente. 

Consideramos cómo hemos construido familias elegidas que nos sostienen ante los retos y que nos celebran todos los logros, por más pequeños que sean. Sentimos orgullo por nuestras identidades, nuestra historia y por la manera en que nuestra existencia reta y desmantela los sistemas hegemónicos. Observamos que cada día hay más personas LGBTIQA+ en puestos de toma de decisiones, en medios de comunicación masiva y en el espacio público, y exigimos más representaciones dignas en todos los espacios. 

A todas las instituciones, organizaciones, comunidades y aliadxs, les hacemos el llamado a actuar cada día para seguir acompañándonos en nuestra lucha. Invitamos a todas las personas a seguir aprendiendo y conociendo la diversidad de nuestras vivencias, identidades y demandas de derechos. Les exhortamos a acabar con la violencia y discriminación hacia nosotrxs en todos los espacios. Les reclamamos vernos, reconocernos y respetarnos como guatemaltecxs con responsabilidades, sueños, vidas y esperanza.

Enviamos un abrazo de solidaridad a todas las personas diversas, a sus familias elegidas, a las personas aliadas, a quienes se empiezan a descubrir en el andar fuera de la cisheteronorma, a la memoria de quienes ya no viven para ver este día y a quienes nacerán y tendrán mañana un camino más suave para recorrer.

Manifestamos nuestras denuncias públicamente y condenamos todo acto de odio, rechazamos las narrativas reduccionistas que nos instrumentalizan como una enemistad que no somos y, sobre todo, llamamos al cese inmediato de la violencia, la discriminación y la homolesbotransbifobia en todos los niveles y todas sus manifestaciones.

Nos unimos a la revuelta de este día que nos hace recordar que, a pesar de todo, estamos aquí, con nuestras expresiones, nuestras identidades, nuestros sentires y nuestros colores, cada día más juntxs, cada día más visibles.

Cómo personas diversas, creemos que el próximo año trae muchos más retos y oportunidades después de una primera vuelta electoral que nos nutre la esperanza de un cambio político en el país. Un cambio que debe ser incluyente con la población LGBTIQA+.

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Era mi tercer empleo. A los 20 años, con un par de semestres de la universidad encima, me aceptaron como monitor de medios en una institución del Estado. Un mundo nuevo se me presentaba. Pasaba de hacer periodismo a incursionar en el campo de lo público, algo totalmente desconocido para mí.