Tanto así que muchas calles recibieron sus nombres gracias a ellos. Un ejemplo de esto es la 11 avenida del centro histórico, desde la esquina del Beaterio de Santa Rosa hacia el cementerio la Merced, que recibía el nombre “La calle de la pileta” por la pila comunal de la Merced. (Ramírez, 2008).
Esa relación cercana se ha ido diluyendo… Con el crecimiento inevitable y la urbanización acelerada de la ciudad, la vida alrededor del agua fue sustituida por una vida sobre ella. El agua dejó de fluir en la superficie y se volvió algo que existe en capas cada vez más profundas de la tierra a través de muchísimos pozos. Según datos del Instituto Nacional de Sismología, Vulcanologia, Meteorologia e Hidrología – Insivuhme – en 1978, los mantos acuíferos del valle de Guatemala gozaban de buena salud y la profundidad para perforar un pozo, en promedio, era de 163 metros. Sin embargo, en 2020, extraer agua requería el doble; ese mismo año, la perforación promedio de los pozos fue de 270 metros aproximadamente, según estudios de la Fundación del Agua (Funcagua); algo así como cuatro veces el alto de la Torre del Reformador.
Aunque a la Municipalidad de Guatemala le corresponde garantizar el establecimiento, funcionamiento y administración del servicio de agua potable y sus correspondientes instalaciones, equipos y red de distribución, actualmente existe un registro de la cantidad de pozos activos en el departamento de Guatemala.

Esta desconexión ha hecho que actualmente, nuestra relación con el agua pueda ser peligrosamente utilitaria, ya que la percibimos solamente como un recurso o servicio que usamos y no como un ser vivo que nos acompaña y sostiene para seguir vivos. Nuestro contacto con ella se ha reducido a verla sólo cuando abrimos el chorro, o en su ausencia,nos vemos obligados a comprar una pipa o juntarla en baldes de madrugada.. También la vemos cuando llueve, incluso a veces, cuando esto pasa, nos quejamos que vino porque genera tráfico, porque nos podemos mojar, porque “alborta el calor”, entre otras quejas, sin pensar que su llegada es la naturaleza visitándonos en el ecosistema que también le pertenece.
En el Instituto 25A buscamos replantearnos nuestra relación con el agua. Tenemos claro que hay que superar la lógica urbana de verla como recurso y empezar a reconocerla, respetarla y cuidarla como un ser vivo interdependiente que está presente, aunque no la veamos, en la profundidad, en nuestro interior y en nuestra cotidianidad. Existe vida más allá del cemento.
Fuentes:
Historias de las pilas y fuentes de la Nueva Guatemala de la Asunción 1776 – 1917, Tesis de licenciatura o tipo. (2008). Universidad Rafael Landívar. Recuperado de http://bibliod.url.edu.gt/Tesis/03/01/Ramirez-Klee-Nelly-Elizabeth/Ramirez-Klee-Nelly-Elizabeth.pdf
Agua en el departamento de Guatemala [Gráfico interactivo multimedia]. (s. f.). Plaza Pública. Recuperado de https://www.plazapublica.com.gt/multimedia/agua_area_metropolitana/index.html
Congreso de la República de Guatemala. (2002). Código Municipal, Decreto No. 12-2002. Diario de Centro América. Capítulo II: Ordenamiento territorial y desarrollo integral, Artículo 142
El 50 % de la población de Guatemala se abastece de agua subterránea. (2021, 22 de marzo). La Hora. https://lahora.gt/nacionales/analucia/2021/03/22/el-50-de-la-poblacion-de-guatemala-se-abastece-de-agua-subterranea/
Garvaldo, J. (2008, 2 de febrero). Pilas o tanques públicos de la Nueva Guatemala de la Asunción (1/2) [Artículo de hemeroteca]. La Hora. Recuperado de https://hemeroteca.lahora.gt/pilas-o-tanques-publicos-de-la-nueva-guatemala-de-la-asuncion-12/ Wikipedia+7