Cada ciclo de pensamiento político emergente ha buscado abordar una arista distinta de la participación política de jóvenes en Guatemala. La sexta edición, que inició en junio del 2022, tiene como eje transversal nuestra potencia transformadora, usando como metáfora los terremotos. Partiendo de ella, y recuperando los aprendizajes que vienen de otras iniciativas que realizamos desde el I25A, buscamos poner en común lo que somos y sabemos para continuar enriqueciendo los caminos de lucha. Para lograrlo generamos espacios de escucha, propuesta y articulación que nos permiten fortalecer nuestras acciones y, así, seguir abriendo grietas que hagan temblar las estructuras de poder hegemónico.
Al igual que en años anteriores, en el centro de este proceso está el deseo de ampliar los caminos que nos lleven a mundos más justos, armoniosos y respetuosos de todas las formas de vida.
La escucha atenta que nos hemos regalado en estos meses de encuentro cibaquista nos permitió poner en palabras colectivas el desgaste que hemos sentido en nuestros cuerpos y nuestro trabajo durante el último año. Seguimos defendiendo nuestras causas y la esperanza de habitar un país que haga posible que todas las personas puedan vivir vidas plenas y dignas. Sin embargo, aún cuando reconocemos las adversidades presentes y nos hemos tomado el tiempo para calcular las futuras, renovamos nuestro deseo de continuar organizando la esperanza rebelde y diseñando rutas para traer al presente las vidas dignas con las que soñamos.
El encontrarnos nos regaló la complicidad entre organizaciones,entendida no solo como la sintonía entre nuestras luchas, sino también como la certeza de estar compartiendo el camino con otras personas de distintas regiones de Guatemala. Ser cómplices en el accionar político también significó tomar una pausa estratégica. A partir de ella pudimos llenar de vida los discursos que orientan nuestro quehacer. Recuperar las herramientas con las que nos nombramos y desde las cuales construimos otras formas de ser y hacer también nos permitió renovar compromisos con nosotras mismas y con otrxs. El más importante de todos fue seguir poniendo la esperanza al centro de nuestras vidas.
Por eso, agradecemos a todas las organizaciones y personas que nos permitieron conocerles durante las primeras actividades del Cibaque 2022-2023. Este intercambio y encuentro es lo que nos permite fortalecer el corazón y nuestro camino. Como red y comunidad, honramos y reconocemos su caminar y los aprendizajes que de él se desprenden. Agradecemos también que nos recuerden que esto que somos y tenemos en el presente es capaz de transformar nuestras realidades. Nuestras complicidades trazan rutas capaces de hacer temblar el sistema en todos los territorios del país.
Hablar del Cibaque es extender una cordial y amorosa invitación a seguirnos organizando en nuestros territorios. Queremos seguir ampliando la red de corazones que hacen temblar. Compartir nuestra experiencia es la manera que encontramos de hacer visibles otros caminos de disputa del poder. Ésta nos parece una tarea importante porque contrarresta la creencia popular (y parcialmente infundada) de que a las juventudes no les interesa la participación política. Esta red que hemos tejido es un reflejo del compromiso transformador y de la articulación de luchas y esfuerzos entre personas jóvenes que vienen de distintos contextos, luchas e historias personales.
