En esa casa fue la sede de la organización de trabajadores y trabajadoras más grande del país: la Central Nacional de Trabajadores (CNT)
La organización que aglutinaba a 69 sindicatos industriales, ligas campesinas y cooperativas que luchaban por mejores condiciones laborales.
En los años setentas la organización sindical era muy fuerte en Guatemala. Pero en esa época la violencia iba en aumento debido al Conflicto Armado Interno y a las lideresas y líderes sindicalistas se les veía como una amenaza para el Estado y los poderosos.
Los primeros golpes
Apagar el fuego de las y los trabajadores organizados en la CNT fue un objetivo de los gobiernos militares de turno. En enero de 1979 una bomba fue colocada en la sede del sindicato de la zona 1.
Ese mismo año, las fuerzas de seguridad del Estado realizaron varios allanamientos. Incluso sustrajeron archivos con datos de los miembros de los sindicatos.
Las amenazas iban subiendo de tono. En los baños y casilleros encontraron amenazas anónimas. También leyeron sus nombres en una lista denominada “condenados a muerte”, que fue repartida en las calles de la ciudad.
A inicios de 1980 los trabajadores eran seguidos con frecuencia por vehículos con hombres fuertemente armados. Esto estaba afectando su tranquilidad, su salud mental y la de sus familias.
La penúltima advertencia para las y los líderes sindicalistas sucedió el 22 de febrero de ese año. Siete líderes sindicales fueron arrestados por la Policía Nacional.
La estocada final
A pesar de toda esa represión los sindicatos seguían organizados, pero hubo un fin. El lunes 21 de junio de 1980, los líderes de la CNT convocaron una reunión extraordinaria en la sede de la zona 1. El punto más importante era conversar sobre el apoyo de la organización a un sindicato en particular, el de las y los trabajadores de Coca Cola.
Sin embargo, durante la madrugada de ese día, fue asesinado Edgar Aldana Ruano, miembro de ese sindicato. Esto provocó que la reunión se cancelara, pero el mensaje no llegó a todos.
A la dos de la tarde los integrantes del sindicato empezaron a llegar a las oficinas de la CNT. Los trabajadores se fueron sentando en la sala de reunión mientras esperaban que iniciara. En lo que eso pasaba, frente a la sede había 60 hombres armados. El timbre y el sonido de los golpes alertaron a dos sindicalistas que lograron huir por la terraza. Los otros no pudieron salvarse. Unos cinco minutos duró la intervención. Los hombres robaron documentación del sindicato y secuestraron a los trabajadores.
La Comisión de Esclarecimiento Histórico (CEH) confirmó que fueron 27 los sindicalistas secuestrados y desaparecidos. Nadie volvió a saber sobre ellos. En la sede solo quedaron las manchas de su sangre.
La antropóloga Martha Gutiérrez, en una investigación sobre el movimiento sindical afirmó que tres de los hombres que dirigieron el operativo contra los sindicalistas eran oficiales del ejército, portaban su uniforme y sus insignias.
Las fotos de las y los desaparecidos salieron años después en los periódicos. A pesar de la magnitud, el caso no fue investigado. Sus nombres eran:
- Agustín Chitay Chapetón
- Héctor Manuel Sánchez González
- Irma Candelaria Pérez Osorio
- Álvaro Orlando Estrada
- Erwin René Hernández Paíz
- Selvin Arnoldo García López
- Bernardo Marroquín Salazar
- Manuel Antonio Rodríguez
- Sonia Elizabeth Alecio
- Florentino Gómez López
- Ismael Vásquez Ortiz
- Crecencio Cornel Ordóñez
- Jorge Luis Serrano
- Cristina Yolanda Cabrera
- Rafael Antonio Aguilar Pérez
- Florencia Xocop Chávez
- Hilda Carlota Pérez Menéndez
- Sara Cabrera Flores
- Manuel René Polanco Salguero
- Oscar Amando Salazar
- Mario Campos Valladares
- Mario Martínez
- Orlando Antonio García Rodríguez
- Pedro Ramos Micatu
- Tomás Roberto Pol
- El Repollo, miembro del sindicato de Incesa Standard (Industria Cerámica Centroamericana)
- El Bananito, estudiante de secundaria.
Por este hecho cada 21 de junio se conmemora el Día Nacional contra la Desaparición Forzada. El Informe de la CEH sobre el Conflicto Armado confirma que más de 45 mil personas y 5 mil niños fueron desaparecidos durante los 36 años de guerra.
Sin sindicatos en un país sin derechos
Un año después de la desaparición forzada de los sindicalistas la Central desapareció. La persecución y criminalización de sus líderes acabó con la fuerza del movimiento de trabajadores. Esto significó la desarticulación de los sindicatos en el país.
Los sindicatos ahora los impiden en las empresas privadas y sólo algunos sobreviven en el sector público con algunas limitaciones y dificultades. Varios de ellos en vez de responder a las necesidades de las y los trabajadores, están plegados a los intereses de los funcionarios de turno.
Sin embargo las luchas sindicales siguen siendo igual de importantes. Guatemala aún enfrenta muchos desafíos laborales para garantizar mejores condiciones de empleo.El recuerdo de aquella fuerza sindical quedó en libros de historia y en una placa colocada en memoria de los líderes y lideresas desaparecidas hace 43 años, en la 9na. avenida 4-29 de la zona 1, en la Calle de los Sindicalistas que se negaron al silencio.
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