Kanajuyú: ¿cómo conciliar los intereses privados con los de la ciudad?

Un grupo de vecinas y vecinos de la zona 16, preocupados por la tala causada por un nuevo proyecto residencial. Una desarrolladora con apertura al diálogo. Esta es la historia de cómo la Municipalidad dejó pasar otra oportunidad para hacer las cosas de forma diferente y mejorar su relación con la ciudadanía.

Con la llovizna rápidamente se hace notar en el aire fresco, el olor de tierra mojada del bosque que rodea las colonias Kanajuyú, en la zona 16, Ciudad de Guatemala.

“Todo esto, el área verde, no es solo un adorno”, dice una vecina. Es integrante de un grupo que surgió de la preocupación por la tala de árboles en la zona y el desarrollo de un nuevo residencial, Boreal, en el bosque y cerca del parque ecológico Kanajuyú.

Nunca fueron informados sobre el proyecto. Desde febrero, cuando escucharon las motosierras, han acudido a diferentes instancias de la Municipalidad de Guatemala para obtener información. Pero sus correos, llamadas y cartas para pedir copia de las licencias y documentación de los impactos y las medidas de mitigación, quedaron sin respuesta. 

Mientras pasaban los meses, la tala avanzaba, el descontento en el grupo aumentaba y la Municipalidad de Guatemala seguía brillando por su ausencia. 

“No hay Muni para asesorar, para mejorar, para fiscalizar. Pero sí hay para cobrar por las licencias y favorecer a las empresas”, agrega una vecina.

Frente a esa ausencia, el grupo se reúne en el salón de un edificio de apartamentos en el área para seguir investigando y hacer incidencia que frene el proyecto. 

Son conscientes de que donde ellas y ellos residen también hubo bosque alguna vez, pero coinciden en que eso no justifica la falta de comunicación sobre los proyectos que autoriza la Muni y los impactos que pueda generar, ni les quita el derecho a cuestionar.

“No estamos en contra del desarrollo, solo que sea más inteligente. La gente siempre va a buscar dónde vivir pero falta visión a largo plazo de parte de las autoridades. Hay que ver cómo se alinea la sostenibilidad ambiental con los incentivos financieros que tienen las empresas”, dice un vecino. 

Sugiere elaborar una propuesta concreta de un plan para la vecindad, el grupo tiene la capacidad para hacerlo, desde personas que trabajan con temas de medioambiente a otras que trabajan en diseño urbano y arquitectura. 

Pero el silencio de las autoridades, alimenta la confusión y desconfianza en el grupo. No hay claridad si se trata solo de una construcción o varias en el mismo terreno y durante la conversación comentan sus sospechas de corrupción en el trámite de las licencias del Instituto Nacional de Bosques (Inab) y autorizaciones en el Ministerio de Ambiente y Recursos Naturales (Marn). 

Así, a pesar de las ideas e iniciativas, la conversación regresa una y otra vez al punto medular: la falta de comunicación y de cumplimiento de las normativas para proteger el medioambiente. 

“El tema principal es que no hay transparencia en la gestión pública. Cuando uno se da cuenta ya está montada la compañía”, resalta un vecino.

Así luce el área de deforestación en Kanajuyú.

Boreal: el proyecto

Desde el ventanal del nivel 14 de un edificio de oficinas al otro lado de la ciudad, la vista se estira hasta la zona 16. Frondosa, escarpada y boscosa, interrumpida por parches grises de concreto y edificios. Es la sede de Conceptos Urbanos, ubicada en la zona 10, una de las empresas relacionadas al desarrollo del nuevo residencial.

Andrés Guzmán y Lucky Morales, dos gerentes de la empresa, lamentan los señalamientos sobre el impacto ambiental del proyecto que, aseguran, fue diseñado para integrarse al entorno verde. Este desconcierto de parte de las y los vecinos se debe, dicen, a “la nula comunicación” por parte de la Municipalidad con la vecindad. 

Ante esa situación, la empresa decidió tomar algunas medidas. Buscó asesoría de Fundación para el Ecodesarrollo y la Conservación (Fundaeco), acudió a integrantes del Concejo Municipal para presentar el proyecto y organizar una mesa de diálogo con las y los vecinos, y aceptó la entrevista para este reportaje. No con el afán de evitar la mala publicidad, aclaran, sino para asegurarse que la información que circule sobre el proyecto sea correcta.

“Nosotros sí nos hemos preocupado porque el proyecto sea lo más amigable con el ambiente por eso nos frustraba. Sabemos que hay gente que no lo está haciendo bien, pero si hemos cuidado todo. La imagen que se transmite porque no hay información es lo contrario, no se vale”, dice Guzmán, gerente de ventas.

El gerente explica que el diálogo con las y los vecinos es una forma de mitigar también los posibles impactos negativos en la población cercana. Aunque tampoco niega que la empresa vive del desarrollo y tiene intereses particulares.

“Esto es un negocio y obviamente hay límites de lo que sí podemos hacer y lo que no. De repente van a haber diez solicitudes y de las diez podemos hacer dos, pero de eso a nada ya es una gran ventaja. Están los intereses también de la empresa que no podemos descuidar, es nuestra razón de ser”, afirma.


Datos que presenta la empresa sobre el proyecto:

  • HS International S.A. compró el terreno hacé 18 años a Luis Alberto Ferraté Felice, ministro de Ambiente y Recursos Naturales de 2008 a 2011.
  • El proyecto residencial Boreal consistirá en 84 lotes, aparte del sistema de calles y el área común que construirá la desarrolladora Habiterra.
  • De los 126 mil metros cuadrados del terreno, supuestamente solo talarán 300 de 2000 árboles. Luego cada propietario debería cumplir con los reglamentos sobre tala y permeabilidad.
  • Tendrá un pozo privado, dos plantas de tratamiento de agua y una cisterna para riego.
  • Por recomendación de Fundaeco, habrá acceso directo del residencial al parque ecológico, se creará un vivero y se implementará un reglamento interno de que cada vez que se bota un árbol, se tienen que sembrar cinco.

Render de cómo se verá el ingreso al proyecto Boreal. Foto: Boreal Residencias.

La carretera de la Muni y soluciones ganar-ganar

En términos generales ya no se deberían destruir más bosques ni hacer cambios de uso de suelo en la región metropolitana, considera Marco Vinicio Cerezo, director de la Fundaeco. Por eso ve con ojos positivos la reciente movilización de la ciudadanía para proteger los recursos naturales en el espacio urbano. Al mismo tiempo recalca que existe una demanda creciente de vivienda que no se puede negar. 

Para el economista y activista ambiental, esto pone a la Ciudad de Guatemala frente a un reto evidente: ¿cómo conciliar las necesidades de una gestión ambiental sostenible con el crecimiento de la ciudad?

La solución, sugiere, está en crear soluciones ganar-ganar “ que permitan incrementar la protección de los ecosistemas, al mismo tiempo que se viabiliza y se permite el desarrollo económico del país”. En el contexto del cambio climático y la crisis ambiental actual, esas soluciones son cada vez más urgentes. 

“Tenemos que trabajar con los vecinos, con la desarrolladora y con la Municipalidad para conciliar los intereses de los tres con los intereses de la protección ambiental, y encontrar soluciones ganar-ganar que van a ser distintas para cada caso”, dice.

Justamente este papel mediador es el que ha tomado Fundaeco en el caso de Kanajuyú. Desde una postura técnica aportó con una serie de recomendaciones para modificar el proyecto en beneficio del ecosistema. Las antes mencionadas por el gerente de Conceptos Urbanos y las siguientes:

  • Solo usar las partes planas para construcción.
  • Conservar las zonas inclinadas y donar una parte para integrarse al Parque Ecológico de Kanajuyú.
  • Conservar los árboles más grandes e integrarlos en el diseño de las calles de la residencial e implementar una normativa interna para que se preserve un porcentaje de árboles en cada lote.
  • Revivir una laguna que se secó en la colonia.
  • Reforestar el área entre la residencial y el parque ecológico Kanajuyú. 

Aún no se sabe si la empresa decidirá implementar también estas sugerencias, pero Cerezo considera que la desarrolladora ha tenido una postura receptiva y que Boreal tiene el potencial de ser un ejemplo de una solución ganar-ganar. 

Más que el proyecto de la desarrolladora, a Cerezo le llama la atención una franja de terreno de casi 20 mil metros cuadrados que pidió la Muni a cambio de autorizar el proyecto. 

Según el Departamento de Planificación y Diseño de la Municipalidad de Guatemala, la proyección es usar este tramo para construir una carretera pese a que colinda con el parque ecológico.

“Nos preocupan más estos proyectos de viaductos en los barrancos porque estos sí pueden ser una amenaza existencial al cinturón ecológico y a los bosques de los barrancos”, explica.

El problema, además de la falta de una visión y planificación a largo plazo en la Municipalidad, también es que las decisiones se toman desde una colusión entre intereses comerciales e intereses políticos que al final resultan en menos áreas verdes, resalta Cerezo. Menciona como ejemplos la carretera Vas, el Corredor Verde y más recientemente el caso en zona 7 que fue documentado por Quorum. 

Marco Cerezo, director de Fundaeco.

Una esperanza para el futuro

El papel que ha jugado Fundaeco, es el que la Municipalidad de Guatemala pudo haber tenido pero que desaprovechó. Era una oportunidad de ser el enlace entre una ciudadanía cada vez más consciente y activa en el cuidado del medio ambiente, y una desarrolladora abierta a escuchar y a dialogar. 

La participación proactiva para mediar y mitigar no sólo el impacto ambiental de un proyecto de construcción urbano sino también el impacto social, habría marcado un precedente único.

En el Concejo Municipal aún estaba pendiente una última votación para terminar el trámite de autorización de Boreal. Después de meses sin que la Muni se pronunciara sobre el proyecto ni reaccionara a las manifestaciones de inconformidad de las y los vecinos de Kanajuyú, se volvió a agendar en la sesión del Concejo Municipal el 5 de julio de 2024. Las y los concejales tampoco tomaron en cuenta a la oposición de la vecindad y se aprobó con solo dos votos en contra.

En las semanas antes de la sesión, la empresa contactó a dos concejales para presentarles el proyecto. Uno fue Ismael Salomón Pineda de Creo quien votó a favor, y la segunda fue Ninotchka Matute, concejal del Movimiento Semilla, quien votó en contra.

“Nosotros lo vemos con muy buenos ojos. Tiene todos los estudios y los permisos, y consideramos que es un proyecto verde”, comenta Pineda sobre su voto. El hecho que Fundaeco dio su visto bueno al proyecto y que tuvo oportunidad de conocer el proyecto en mayor detalle, influenció en su voto. 

Nota que es la primera desarrolladora que buscó a concejales de la oposición para informarles sobre un proyecto, pese a representar una minoría de votos. Habla bien, dice, de la capacidad de la desarrolladora para dialogar, algo que considera debería implementar la Municipalidad.

“Ahora que se está invirtiendo muchísimo en comunicación, deberían invertirle un poco en este tipo de proyectos para que los vecinos se enteren qué está pasando en sus zonas. Lo hicieron con el objetivo clientelar-electoral, pero ahora que lo usen en beneficio de la población”, dice Pineda.

Para el grupo de vecinas y vecinos de Kanajuyú fue como un balde de agua fría. Una vez más redactaron una carta dirigida a las autoridades municipales y ambientales, con una denuncia ciudadana basada en una lista de cuestionamientos y señalamientos de irregularidades en las licencias. Entre ellas:

  • Que el área forma parte del cinturón ecológico metropolitano que goza de un esquema de protección particular.
  • La presencia de especies protegidas en el terreno de construcción.
  • Descripción incorrecta del área como plana, ya intervenida, urbana y de poca vegetación en el instrumento ambiental cuando el realidad se trata de un bosque.
  • Que se aprobó el instrumento ambiental B2, que implica bajo a moderado impacto, cuando su impacto sí será alto.

Quorum solicitó a la ministra de Ambiente y Recursos Naturales, Patricia Orantes, una reacción a la carta y una declaración sobre este caso. No respondió en concreto sobre Kanajuyú, sino indicó a través de la vocera de la institución que “reconocemos dentro de nuestras competencias actuales la debilidad de la legislación ambiental”. 

El 15 de julio, la ministra anunció en sus redes sociales que implementará medidas enfocadas específicamente en la preservación de los bosques urbanos. 

La mesa de diálogo propuesta por la empresa aún está por concretarse. Según Andrés Guzmán, tentativamente se llevará a cabo a inicios de agosto. El grupo de vecinas y vecinos que se oponen al proyecto no sabe si participará o no. La desconfianza es tanta que algunas personas tienen miedo de darse a conocer ante la empresa por posibles represalias.

“¿Si la empresa es tan amigable, por qué no hicieron la mesa de diálogo antes? ¿Por qué no informaron a la vecindad antes?”, cuestiona un integrante del grupo de vecinas y vecinos en zona 16. 

En las licencias y la documentación de las autoridades, la entidad que figura es HS International S.A., la empresa dueña del terreno. Al consultar a Andrés Guzmán sobre la relación entre esa empresa y Conceptos Urbanos S.A, la respuesta no fue clara. Respondió que la empresa que está desarrollando el terreno se llama Habiterra y que Conceptos Urbanos es otra marca.

Pese a la afirmación de tener una postura de comunicación transparente, Conceptos Urbanos se negó a compartir el estudio de impacto ambiental, la licencia del Inab y otros documentos (que son de acceso público). “Creemos que con la información que se te presentó es suficiente para poder generar una nota”, indicó Guzmán.


El grupo de vecinas y vecinos no está dispuesto a rendirse. El pasado lunes 29 de julio, presentaron un recurso de reposición ante el Concejo Municipal en contra de la resolución que favorece a Boreal. Argumentan que tanto el proyecto residencial como la cesión vial para la carretera de la Muni, violentan el derecho a un ambiente saludable, y solicitan que se evalúe nuevamente los instrumentos ambientales y el impacto que pueda tener el proyecto.

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