La última medición de Prensa Libre arroja datos que preocupan a Vamos, el partido oficialista del presidente Alejadro Giammattei: el candidato a la presidencia Manuel Eduardo Conde Orellana es un desconocido para la mayoría en Guatemala.
Apenas el 5% le votaría y el 74% no lo conoce. Ni siquiera porque tomó ventaja acompañando a Giammattei en sus giras por todo el país y en la inauguración de obras públicas durante el último año —cuando ya se hablaba de su candidatura—.
Esas cifras se alejan de los resultados que obtuvo Giammattei en 2019: 1.9 millones de votos, el 58%, en la segunda vuelta de la elección presidencial que disputó contra Sandra Torres.
De confirmarse, la debacle sería similar al caso de Jimmy Morales y el Frente de Convergencia Nacional.
Morales ganó las presidenciales de 2015 con 2.4 millones de votos, el 65%, en la segunda vuelta. Cuatro años más tarde, el entonces candidato oficialista de FCN, Estuardo Galdámez, apenas obtuvo 181 mil votos, el 4.12%.
¿Quién es el candidato?
Aunque su nombre completo es Manuel Eduardo Conde Orellana, sus amigos y hasta el propio presidente Alejandro Giammattei lo llaman “Meme”.
La política es un tema de discusión en su hogar desde hace mucho tiempo. Su abuelo materno, Manuel Orellana Portillo, fue presidente del Congreso en 1963 y su padre, Oscar Conde, uno de los legisladores que aprobó la constitución de 1956.
Conde intentó ser presidente por primera vez en 2003, con el Movimiento Social y Político Nacional Cambio Nacional.
- Para ese entonces ya había ocupado cargos en el gobierno de Jorge Serrano Elías (1991-1993) como Secretario General de la Presidencia, Secretario de Asuntos Políticos y vocero presidencial.
- También fue diputado en la primera legislación del Parlacen (1991-1996) donde presidió la Comisión de Paz.
Pero su experiencia no fue suficiente. Conde no alcanzó ni el 1% de votos válidos en su primera postulación y su partido no logró ni siquiera un escaño en el Congreso.
De nuevo se postuló a la presidencia en 2007, pero en esa ocasión con la Unión Democrática (UD), pero tampoco superó el 1% de los votos.
Conde se quedó en la UD hasta que en las elecciones de 2015 el partido no pudo participar por no tener el mínimo de afiliación —personas inscritas en el partido—.
Así que se unió a las filas del Partido de Avanzada Nacional (PAN) y ganó una diputación en el Congreso para el periodo 2016-2019 y su reelección para el periodo 2020-2024.
Y aunque es el secretario general del PAN, en estas elecciones se presenta como candidato de Vamos.
Ambivalente con el oficialismo y lejano a la prensa
Manuel Conde se define como un hombre ‘amiguero’ y con posturas políticas que fluctúan según el gobierno de turno. En los últimos años pasó de hacer oposición en el gobierno de Oscar Berger (2004 – 2008) a procurar una relación afín con los gobiernos de Jimmy Morales (2016 – 2020) y Alejandro Giammattei (2020 – ).
Por ejemplo, cuando hacía campaña con la Unión Democrática (2007), Manuel Conde cuestionaba al gobierno de Oscar Berger.
“Presidente, usted tiene que tomar las medidas, sacar del gobierno a los funcionarios inútiles, a los que no respetan la ley y no cumplen sus responsabilidades”, decía.
Casi una década después, en 2016, cuando llegó por primera vez al Congreso, las cosas cambiaron. Se convirtió en un aliado del gobierno de Jimmy Morales y apoyó sus iniciativas.:
- Impulsó una ley para dar una amnistía a militares señalados y condenados por violaciones a derechos humanos cometidos durante el conflicto armado interno, mientras que en el partido de Jimmy Morales había sindicados de esos delitos..
- Promovió iniciativas para afianzar la relación entre Guatemala e Israel, como parte de una estrategia de Jimmy Morales para congraciarse con Estados Unidos, mientras intentaba deshacerse de la Cicig.
- Integró, junto con otros cuatro diputados, una comisión en el Congreso que intentó deslegitimar el trabajo de la Cicig y criminalizar a operadores y operadoras de justicia.
hthttps://twitter.com/manuelcondeo/status/1542769236447215617?s=20tps://twitter.com/manuelcondeo/status/1542769236447215617?s=20La cercanía es aún mayor con el presidente Alejandro Giammattei. Cuando se trata de apoyar los eventos del presidente, Manuel Conde está en primera fila.
El diputado, que se define a sí mismo conservador —pero no retrógrado—, respaldó varias propuestas y posturas de Giammattei:
- Apoyó la declaración del Día Nacional por la Vida y la Familia, una estrategia de Giammattei para congraciarse con sectores conservadores y aumentar su popularidad, mientras enfrentaba una crisis por la fallida gestión de vacunas contra el Covid.
- Sostuvo y sostiene que el único matrimonio legal en Guatemala solo puede ser entre hombre y mujer, y al mismo tiempo es cercano a organizaciones conservadoras que se oponen al avance de los derechos humanos.
- Fue uno de los ponentes de la ley que estigmatiza a la niñez diversa, especialmente trans. Esa propuesta se presentó, a criterio de activistas LGBTIQ, como parte de una estrategia de la alianza oficialista para distraer la atención sobre la falta de elección de cortes.
Al margen de sus posturas ambivalentes con el oficialismo, Conde siempre tuvo una relación agridulce con la prensa.
Un ejemplo del pasado ocurrió en agosto de 1991. Para el entonces Secretario de la Presidencia dos cosas eran claras: “El periodista, por un exceso de claridad, puede llegar (…) a afectar todo un proceso democrático” y “la prensa también debe elogiar lo positivo para así no formar una imagen negativa contra un gobierno (…)”.
Ya habían pasado 25 años de esas declaraciones cuando ingresó al Congreso en 2016. En una de las sesiones plenarias de ese año el diputado dijo que no legislarían por la presión mediática, ni por una periodista desnutrida y frustrada, en alusión a Paola Hurtado, entonces periodista de investigación de El Periódico. Dos años más tarde, en las oficinas del Congreso insultó a un periodista por sus publicaciones: “usted ni periodista es… extorsionista es… tenga cuidado…”.
Con un pie en el PAN y otro en Vamos
En las giras, Giammattei presentaba a Conde como un amigo y buena persona. La inusual participación de un diputado del Listado Nacional en esos eventos cobró sentido el 7 de enero de 2023. Ese día, las bases de Vamos proclamaron candidato a presidencia a Manuel Conde.
Su compañero en la candidatura es el excandidato a rector de la Universidad de San Carlos, Luis Suárez, cuyos electores ayudaron a consolidar a Walter Mazariegos como rector de facto de la misma universidad. La oferta de Vamos para alcaldes y diputados incluye señalados de corrupción y narcotráfico:
- Allan Rodríguez, candidato a diputado por Sololá, sancionado por Estados Unidos con la Ley Magnitsky.
- Sofía Hernández, candidata a diputada por Huehuetenango, sancionada e incluida en la Lista Engel.
- Boris España, proclamado para el distrito de Chiquimula, incluido en la Lista Engel.
- Byron Orellana Veliz, candidato a concejal en Guastatoya, quien tiene una orden de captura en Estados Unidos por narcotráfico.
- Esvin Marroquín, cuya inscripción como candidato a alcalde de Cuilapa fue rechazada, ya que Estados Unidos lo requiere por conspiración y tráfico de drogas.
Pero el ahora candidato a la presidencia todavía es diputado y secretario general del PAN, el partido conocido por llevar a la presidencia a Álvaro Arzú en 1995 y al diputado Linares Beltranena al Congreso en 2018. En 2019, con Conde como secretario general, se impulsó la candidatura presidencial de Roberto Arzú en una coalición con Podemos.
En 2022, Manuel Conde todavía financiaba, junto con otros afiliados, al partido. Este 2023 el PAN no postuló un binomio presidencial, pero sí le apostó a Aníbal Rojas como diputado del Listado Nacional y al presidente de Fundabiem, Juan Carlos Eggenberger, como alcalde capitalino.
¿Un perfil como el de Manuel Conde le será efectivo al partido Vamos para cambiar esa tendencia?