Alba-Keneth: un conflicto de interés y ‘el sistema’ que oculta datos

La falta de transparencia despierta serias alertas entre organizaciones de sociedad civil.
Acción protesta de niños y niñas de la Asociación Coincidir, frente al Congreso de Guatemala. Foto: Luis Echeverría

Día tras día, aparecen en redes sociales. Una carita diferente, otro nombre. Boletines nuevos que anuncian la entrada de más familias angustiadas a una estadística oscura: la desaparición de niñas, niños y adolescentes.

En los últimos diez años, se activaron 57,355 alertas Alba-Keneth en Guatemala. 

Es una cifra alarmante de un problema grave que afecta a la población más vulnerable, la niñez y la adolescencia. A pesar de eso, sabemos muy poco de las desapariciones, más allá de la selección de cifras oficiales que las autoridades publican cada semana.

Por ejemplo, ¿has notado que no se habla de la edad y el género de quiénes están en mayor vulnerabilidad ante las desapariciones ni de dónde desaparecen y vuelven a aparecer? 

Los datos estadísticos nos permitirían ver:

  • Si existen municipios donde desaparecen más niños que niñas.
  • Si algunas partes del país resaltan porque existe una tendencia a que niñas, niños y adolescentes sean localizados ahí, pese a desaparecer en otra parte.
  • Si hay departamentos donde existe mayor riesgo para ciertas edades que otras.

¿Por qué es importante? Porque Guatemala, especialmente ciertas regiones, es un país afectado por fenómenos delictivos que ponen en riesgo a la niñez y adolescencia. Por ejemplo las redes de trata, la explotación sexual o la presencia del crimen organizado. 

Durante más de un año, desde Quorum hemos recopilado datos sobre cómo las desapariciones afectan a la niñez y la adolescencia en Guatemala. Solicitamos estadística sobre la edad y el género de las niñas, los niños y adolescentes desaparecidos, según el departamento y municipio que se reportó. Pero la información que recibimos fue incompleta. 

¿Por qué? El ‘sistema’ no lo permite. Aunque los datos están ahí la Procuraduría General de la Nación (PGN) no los da.

Acción protesta contra la desaparición de niñas, niños y adolescentes. Foto: Pia Flores

El ‘Sistema’

El Sistema Alba-Keneth es el mecanismo que coordina a las instituciones de gobierno en torno a la búsqueda y localización de las niñas, niños y adolescentes desaparecidos. Fue creado en 2010 y nombrado así en memoria de Alba Michelle España y Keneth Alexis López, cuyas desapariciones y muertes conmocionaron al país.

Funciona como una dependencia de la PGN que, a su vez, responde directamente a las órdenes del Presidente.

Tres años después de su creación, en 2013, la institución comenzó a sistematizar datos sobre las alertas. Es la única instancia que recibe, recopila, sistematiza y gestiona toda la información de las alertas que se activan en el país, pero es imposible obtener estadísticas completas sobre niñez y adolescencia desaparecidas en Guatemala. 

“El sistema” no lo permite. Así aseguró Suilma Cano, jefa de la Unidad Operativa del Sistema, en entrevista en 2022.

Cano indicó que todas las especificaciones y la información que se llena en la ficha para activar una alerta sí se registra en el sistema. Aclaró, que es información de acceso público, pero agregó que:

“Es importante que sepa que en este momento el sistema se le está dando (información) hasta donde nos permitió darle”.

“El sistema”. La funcionaria repitió la palabra más de 25 veces durante los 42 minutos que duró la entrevista en la sede central de la PGN, en la zona 13, en la que le acompañaron cuatro personas de la institución, entre ellas la jefa de informática. 

No solo Quorum ha solicitado información para comprender las características de las desapariciones. Cano compartió que, de hecho, son los datos más solicitados por otras organizaciones.

“Reitero que no es que nosotros no sepamos (las estadísticas solicitadas), que no es que no se quiera dar, es la limitación que el sistema nos permite, nos tenemos en este momento para poder brindar información muy… de verdad no se puede atender esas variables. El sistema registra, el sistema lo tiene, pero estadísticamente no nos tira este dato”, dijo.

¿Quién controla el sistema? Los sistemas informáticos se diseñan acorde a las necesidades de quienes lo usan. Cano informó en la entrevista que durante 2023, la institución mejoraría el sistema informático pese a tener pocos recursos disponibles. Hasta la fecha, no hubo cambios. La PGN sigue sin dar la información solicitada.

Oficinas de la Procuraduría General de la Nación

¿Un conflicto de interés?

El Sistema Alba-Keneth socializa las alertas a través de sus perfiles en redes sociales. Además, publica cada semana el total de alertas activadas y desactivadas de los últimos siete días. Pero la transparencia no se alcanza con una simple estadística. 

Dino Villalta, abogado y director de desarrollo y comunicación de La Alianza, señala:

“Específicamente en el caso de Alba-Keneth y la correlación de las desapariciones con algún delito, llama más la atención no lo que publican sino lo que no se publica. ¿Cuántas veces has visto que nos digan tantos niños y niñas permanecen desaparecidos?”, cuestiona.

Entre 2013 y 2022, se reportó la desaparición de 64,668 niñas, niños y adolescentes en total. Según los datos de la PGN, 55,642 fueron localizados. 

Es decir, que 9,026 niñas, niños y adolescentes que desaparecieron en el mismo período, aún no han sido localizados. 1,034 de ellos y ellas, desaparecieron en 2022.

Antes de trabajar en La Alianza, organización que atiende a niñez y adolescencia que fueron víctimas de trata y violencia sexual, Villalta formaba parte de la Defensoría de Personas Víctimas de Trata de la Procuraduría de Derechos Humanos. 

Desde ese cargo realizó un monitoreo del Sistema Alba-Keneth. La conclusión de su investigación fue clara: sí existe un vínculo entre las desapariciones de niños, niñas y adolescentes y la explotación en cualquiera de las modalidades.

“En el tema de la desaparición de niñas, niños y adolescentes, no es solo que desaparezcan, sino que realmente existen fenómenos sociales que dan lugar a que esto suceda y en números tan altos como vemos en Guatemala”, asegura Villalta.

Protesta de Coincidir frente al Congreso demandando acciones en favor de la niñez. Foto: Luis Echeverría

Entonces, ¿por qué la institución pública a cargo ni alerta ni da acceso a información que lo podría visibilizar? 

Según el abogado la razón más preocupante por la que el Estado podría negar la información, es para protegerse a sí mismo.

“Hay que tomar en cuenta que la PGN, que vela por los intereses de la niñez y adolescencia, también es el abogado del Estado. A los defensores del Estado no les conviene entrar en conflicto con otras instituciones, como la PNC o el MP. Resultaría incluso contraproducente, porque hablar de desapariciones implica también decir que el Estado no tiene capacidad para abordar estos casos”, explica.

La conclusión de Villalta es que el Sistema Alerta-Keneth es reactivo, se enfoca en cumplir requisitos y carece de pensamiento estratégico para abordar el problema a profundidad. 

“No existe un programa de prevención para evitar la desaparición de la niñez y adolescencia. Tienen a su mascota, y de vez en cuando lo ves en redes sociales, pero más que todo promociona o hace conocer la alerta, no ayuda a prevenir el problema o a identificarlo como un problema sistémico o de la sociedad”, dice.

Villalta menciona que iniciativas como la alerta Alba-Keneth, son creadas a partir del clamor de la sociedad civil, y en muchos casos con recursos de la cooperación internacional, no por iniciativa del Estado. 

Cuando se activa una alerta Alba-Keneth se registran los siguientes datos básicos de la niña, el niño o adolescente desaparecido.

El gato encerrado: un gobierno que no habla de género

La PGN entregó a Quorum los datos de 2013 a 2022 sistematizados en dos agrupaciones separadas: 

  • Cantidad de alertas activadas y desactivadas, desglosadas por departamento, municipio, año y mes. No detallan la zona, ni la edad y el género.
  • Cantidad de niñas, niños y adolescentes desaparecidos, localizados y localizados sin vida, desglosada por edad, género, año y mes de desaparición.
    No especifica la zona, el municipio o el departamento.

Hay algo importante que destacar con estos datos. La PGN crea una alerta por reporte, por lo que cada alerta puede incluir varias víctimas si desaparecieran en el mismo incidente. Por eso la cantidad de alertas siempre es menor que la cantidad de desaparecidas y desaparecidos.

Entre 2013 y 2022 se activaron 57,355 alertas Alba-Keneth, mientras se reportó la desaparición de 64,668 niñas, niños y adolescentes. 

Al no saber dónde desapareció cada víctima es imposible analizar si existen regiones donde las desapariciones amenazan más o menos a un grupo de niñas, niños y adolescentes, que a otros, y cuestionar por qué.

Además del lugar de desaparición y aparición, hay otro dato que las autoridades no están dando y que es vital para entender el problema: el género.

“Hablar de personas desaparecidas es sinónimo de hablar de niñas y adolescentes mujeres. Buscar esto que ustedes buscan; si la mayoría son mujeres, ¿dónde están? o ¿por qué son tantas? Entonces es hablar también de otros fenómenos, como la trata de personas, el desplazamiento forzado, las maras, la violencia de género”, resalta Dino Villalta de La Alianza. 

En los casos de desapariciones de niñez y adolescencia existe un evidente sesgo hacia un género. Más de dos tercios de todas las desapariciones son de niñas y mujeres adolescentes. Y 62% de las 9,026 víctimas que aún no se localizan, también son niñas y mujeres. 

En cambio, el 1% de los niños y hombres adolescentes desaparecidos, son localizados sin vida, mientras en el caso de niñas y mujeres adolescentes representa el 0.3%

A Villalta no le sorprende que la institución no facilite los datos para poder analizar las desapariciones según lugar, edad y género.

“Mientras más atención le ponés al tema, más te das cuenta que pareciera haber una intención del Gobierno y de las instituciones de minimizar el tema de género y lo vemos en todos los niveles. Cuando hablamos de niñez y adolescencia desaparecida, sabemos que la mayoría son mujeres, obligatoriamente hay que hablar del tema de género”, comenta.

Una madre llora la desaparición de su hija en Guatemala. Foto: Herbert Woltke

Reportes a medias para un problema urgente

Carlos Mendoza forma parte de Diálogos, una organización que se dedica a procesar datos y generar análisis que puedan dar lugar a mejores políticas públicas.

Recalca que tanto para la investigación criminológica y social, indicadores como la edad, el género y el lugar son básicos para entender los factores de riesgo de cualquier fenómeno.

“Incluso hay otros datos a los que deberíamos tener acceso. Por ejemplo cuántos casos resueltos eran por disputas de custodia entre los papás, o en cuántos se demostró que fue un secuestro o trata de personas. Eso permitiría hacer recomendaciones basadas en evidencia”, dice el analista.

Considera también que es inaceptable que la PGN aluda no poder hacer accesibles los datos estadísticos de 12 años de registro, y califica la respuesta de Suilma Cano como “poco creíble y muy preocupante”.

¿Qué sí sabemos sobre los lugares de desapariciones?

En las estadísticas que la PGN sí compartió, algunas partes del país resaltan. Los departamentos donde se activaron más alertas Alba-Keneth desde 2013, son: Guatemala, Escuintla, Quetzaltenango, Petén y San Marcos

Pero, si se mide la cantidad promedio de alertas por cada 100 mil niñas, niños y adolescentes, el mapa se ve totalmente diferente. Guatemala, que tiene la población más grande, tiene la tasa más baja, con 4.6 desapariciones de niñez y adolescencia. 

Mientras Huehuetenango presenta una tasa alarmante de 359.1 desapariciones por cada 100 mil niñas, niños y adolescentes. 

¿Qué está pasando en estos departamentos? Más allá de activar alertas y protocolos de búsqueda, ¿cuáles medidas de protección y prevención ha tomado el Estado?

Al poner la información en un mapa se puede ver dónde está el problema y esto permite analizar las posibles causas, aclara Mendoza. 

“Las cifras asustan. Hace sospechar de cosas detrás, que hayan redes de trata de personas y que la PGN esté ocultando esa información”, afirma.

Dino Villalta no tiene duda de que, así como afirma la jefa de la Unidad Operativa del Sistema Alba-Keneth, Suilma Cano, la PGN sí tiene todos los datos disponibles para analizar el perfil de las víctimas con el lugar de las desapariciones. Pero también está seguro de que no los están usando para monitorear o saber si el fenómeno de niñez y adolescencia desaparecida ha cambiado en los últimos años. 

La falta de información y análisis del problema de las desapariciones es claro: impide que la sociedad civil pueda exigir que se tomen decisiones políticas acertadas para prevenir el problema.

Se puede reportar la desaparición de una niña, niño o adolescente directamente a la Unidad de Alba-Keneth, por teléfono al 1546 o en línea, en las subestaciones de la Policía Nacional Civil o por teléfono al 110, o en las oficinas de atención del Ministerio Público y de la Procuraduría General de la Nación, para que se active una Alerta Alba-Keneth.

Este reportaje es parte de 

Una investigación que recolectó datos de más de 61 mil boletines Alba-Keneth para buscar entender la crisis de la desaparición de niñas, niños y adolescentes en Guatemala.

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