Abrimos estas reflexiones ahora que llegó a su final la campaña Orgullo y Digna Resistencia. Durante 6 meses contamos la historia de 16 personas LGBTIQ+ que han enfrentado todo tipo de adversidades pero que siguen construyendo desde sus espacios un país mejor.
Contamos esas historias en vídeos de un minuto de duración y en notas que se leen en no más de 5 minutos. Pero detrás de cada pieza hay muchas horas de trabajo: planificación, entrevistas, redacción, diseño y edición. Y sobre todo, mucha reflexión y aprendizaje sobre hacer cada vez mejor periodismo con enfoque igualitario.
El valor de saber escuchar
La idea original era hacer, con el apoyo de Hivos Guatemala, videos en el marco del Mes del Orgullo. Para ello buscamos personas con diversas identidades de género y orientaciones sexuales.
Tras las primeras seis entrevistas, las historias que recolectaron Mariajosé España y Herbert Woltke, nos parecieron muy impactantes como para reducirlas a un mensaje de unos cuantos segundos.
Descubrimos que esas historias son una gran oportunidad para entender y reflexionar sobre los procesos de exploración de la identidad, las diferentes experiencias al momento de salir del closet o cómo los contextos cambian según el origen y el estrato social en el que se habita.
Como periodistas siempre es importante tener un plan pero más valiosa es la capacidad de saber escucharnos y adaptarnos a lo que cada historia requiere. Y estas historias necesitaban ser visibilizadas y ser contadas en primera persona sin nuestra reinterpretación como periodistas.
El cambio valió la pena porque las historias tuvieron un gran impacto en la audiencia. En cuanto a métricas llegamos a 335 mil personas y Washington Blade republicó algunas de las historias para el público estadounidense. Pero el mayor impacto fue el haber logrado una conexión emocional con la audiencia.
Algo sumamente valioso de la serie es que las historias también reflejan procesos de cambio, sobre todo en entornos familiares. Varias historias reflejaban como las familias pueden pasar del desconocimiento y el rechazo, a la aceptación. Es una parte valiosa sobre todo para quienes aún están en ese proceso. Incluso, para las familias de personas LGBTIQ+.
Todos estos cambios en la forma en que planteamos el proyecto fue gracias a que nuestras aliadas en Hivos-Guatemala, confiaron en nuestra experiencia. Finalmente, en vez de hacer un proyecto aparte, decidimos colaborar con los esfuerzos que ya se estaban trabajando bajo un hermoso logo diseñado diseñado por Brutal&Co.
Lo que esperábamos: los ataques de odio
Algo que anticipábamos, por nuestra experiencia haciendo periodismo con enfoque igualitario, eran las reacciones de odio que la serie podría recibir en redes. Cada una de las personas estaba abriendo su corazón y contando detalles muy importantes de sus vidas, y lo que menos queríamos era que fueran blanco de ataques.
Nos preocupaba, sobre todo, las reacciones que podrían provocar historias como las de Magdalena, Victor Abel o Jairo, que hacían una lectura de la religión y la espiritualidad desde una mirada diversa. Una faceta poco documentada en el periodismo.
Sin embargo, de los más de 500 comentarios que recibimos en redes sociales, casi la totalidad fueron positivos. Sobre todo eran mensajes de empatía, admiración y comprensión. En casos como los de la religión, también hubo respuestas que reflexionaban sobre su espiritualidad y sobre los cambios que creen necesarios en sus propias iglesias.
También hubo mensajes de asombro de jóvenes sorprendidos de saber que en Guatemala hay personas no binarias o transgénero, y que en general para muchos y muchas el expresar su identidad no ha sido una limitante para su desarrollo profesional.
Para el equipo de Quorum, estas reacciones son un recordatorio de la necesidad de que el periodismo construya puentes, que inspire y que contribuya a la representación positiva y a celebrar la diversidad. Y sobre todo, que las redacciones también sean diversas.
Aunque las y los políticos (para ganar votos) quieren hacernos creer que Guatemala es conservadora, hay un cambio de valores generacional hacia una sociedad de aceptación que no podrán detener con sus leyes.
No podemos negar los grandes problemas que enfrentan las personas LGBTIQ+, pero es necesario también cambiar las narrativas y generar contenidos que celebren sus vidas y en los que otras personas puedan verse reflejadas.
El periodismo con impacto
Uno de los grandes retos que enfrenta el periodismo tiene que ver con cómo medir su impacto más allá de las métricas.
Para este proyecto organizamos nuestro primer evento. Se trató de una cena como gesto de cierre y agradecimiento a las personas que nos permitieron contar sus historias. Para Quorum fue una experiencia nueva y resultó ser un espacio de encuentro sumamente valioso.
Alrededor de esa mesa, pudimos escuchar los diferentes impactos positivos que tuvieron los videos en las vidas de quienes participaron en la serie. Nos contaron cómo les ayudaron a ser más libres, a sentirse más segurxs o a generar nuevos espacios de encuentro y confianza [En esta reseña sobre el evento lo contamos con más detalle].
Las, los y les protagonistas también nos contaron que recibieron mensajes privados de decenas de personas jóvenes y adultas que se identificaron con las historias. Algunas encontraron valor para dejar atrás el miedo y cambiar su vida, otras pidieron consejos y apoyo para algún día salir del closet. Un ejemplo fuerte de la importancia de la representación.
Creemos que necesitamos cada vez más espacios como estos para escuchar y aprender de la voz de las mismas personas sobre las que escribimos. Además es un recordatorio de que las historias nunca terminan cuando se publican, al contrario es necesario que las acompañemos y que de esas experiencias aprendamos cómo mejorar nuestro periodismo.
El impacto que tuvo la serie Orgullo y Digna Resistencia en las personas que contaron sus historias, ha sido una recarga de energía para el equipo de Quorum. Nada nos alegra más que saber que nuestro periodismo está teniendo un impacto positivo.
Por ello estamos trabajando en crear espacios para acercarnos tanto con nuestras audiencias como con las personas sobre las que escribimos. Queremos escuchar y dialogar y que nuestro periodismo cada vez sea una construcción más colectiva que trascienda más allá de nuestra redacción.
Acá seguiremos. Entre más duros son los contextos sociales, más importante es que desde el periodismo ayudemos a mantener la esperanza en la posibilidad de un país mejor.
