Gabriel Quiroa o Gabo pertenece a la generación de jóvenes, con menos de 30 años, que popularizaron la escena del drag en Guatemala. El drag es una puesta en escena de personajes que exageran los rasgos tradicionalmente asociados con la identidad y los roles de género.
En el escenario Gabo encontró una forma de expresarse y disfrutar su libertad. El camino no ha sido fácil sobre todo desde que, cuando tenía 18 años, decidió presentarse ante su mamá como un hombre homosexual.
Lo hizo con miedo porque ya conocía la historia de cómo reaccionaron los papás de dos de sus amigos cuando descubrieron sus cartas de amor.
“Vi que les afectó mucho. Sus papás fueron muy duros con ellos y pensé que si mi familia se iba a enterar, no quería que fuera por alguien más o por otro medio. Quería decirles yo”, recuerda.
Ahí fue cuando una canción de Lady Gaga lo inspiró y le dio seguridad para tomar la decisión. Le tocó el corazón una línea de la canción Bad Kids en la que canta “Don’t be insecure if your heart is pure (no seas inseguro si tu corazón es puro)”. Aquella línea fue un rayo, como los rayos amarillos que portaba para la entrevista. Su rayo de Lady Gaga.
Gabo creció en un ambiente bastante religioso, estudió en un colegio católico y pasó parte de su adolescencia en un grupo juvenil. Todavía recuerda cuando se vestía de monaguillo para asistir a la misa y cuando dirigía las lecturas de la biblia.
“Te amo pero a partir de hoy te dejo de ver como el varón que Dios me dio”, recuerda que le respondió su mamá. Fueron palabras duras que lo quebraron y lo acompañaron durante los casi dos meses que su mamá le dejó de hablar.
Desde entonces han pasado siete años y Gabo salió otras dos veces del closet. La primera, cuando les contó que hacía drag; y la segunda, cuando se reconoció como alguien no binario.
“Desde el colegio siempre me sentí muy diferente, no encajaba, no era parte de nada. Pero ahora me doy cuenta que ese no encajar o ser diferente era porque yo era una persona diversa. Eso era lo que me aislaba de los círculos normativos y poco a poco me di cuenta”, comenta.
Aunque ahora su mamá y su abuela lo ayudan a maquillarse y a coser sus trajes, nunca lo han visto en los shows que hace y que produce. Sabe que todo es un proceso y ahora lo lleva con más paciencia.
Gabo está por cerrar la carrera en Ciencias de la Comunicación, trabaja en una agencia de publicidad y recalca: “También pago impuestos, somos profesionales que pagamos impuestos y que nos cuesta existir todos los días. Hay un montón de drags ya graduadas de la universidad, un montón de personas diversas en espacios públicos y privados”.
Para Gabo visibilizarse y contar su historia es su forma de luchar contra los estereotipos. Espera que quizás su historia personal también sea el rayo que ayudé a más personas a ser quienes son.
