“Érase una vez” es el clásico inicio de un cuento. Tres palabras que aún siguen funcionando para arrancar con grandes historias.
Historias tan reales como la de la disco Cashe. Un espacio que existió en la década de los 80s y que de día era un taller mecánico y de noche una discoteca. Uno de los pocos lugares seguros que existía en ese entonces para la comunidad LGBTIQ.
Aún así, la policía todavía llegaba al lugar a detener a todas las personas que estaban ahí solo por ser diversas.
Casi 40 años después del apogeo de la disco Cashe, una joven generación de drags logró derribar la barrera construida por el miedo de una sociedad que teme verse como diversa en todos los sentidos.
Antes podría haberse pensado como improbable la organización de un show de drag en un espacio como el Teatro Lux, en el centro de la ciudad capital, pero el pasado 16 de julio, el teatro albergó el evento más grande de la escena drag en Guatemala.
Drag es el acrónimo de dressed as a girl. La cultura drag está conformada por personas que con ropa, maquillaje y pelucas exageran los rasgos y roles femeninos con fines de entretenimiento. Shows como RuPaul’s Drag Race han ayudado a popularizar la movida.
Es una expresión artística que también se ha utilizado como expresión política para visibilizar a las personas diversas y que ha encontrado su voz en artistas como Cher y Lady Gaga.
El Érase una vez fue un evento histórico en Guatemala no sólo porque llegó a convocar a casi 500 asistentes, sino porque el escenario fue compartido por 17 drags que han picado piedra desde hace varios años para visibilizar su arte.
También fue histórico en la vida personal de cada une porque fue la noche en la que por primera vez algunes de elles se presentaron frente a su familia.
Vera Claudina, por ejemplo, no podía ocultar las lágrimas de orgullo al finalizar el evento. Ella junto a su madre, una señora de 80 años, habían presenciado por primera vez el show de Gabo Quiroa, su hijo y nieto. Así lo expresó Vera:
“Yo estoy descubriendo todo esto. Son personas que las hemos rechazado, las hemos anulado pero yo me siento orgullosa porque a mi hijo lo amo, él es bueno y desde siempre me di cuenta que era un niño muy inteligente, muy capaz, decidido e independiente. Al principio se me hacía una locura, pero él se ha esforzado mucho y me enorgullece como persona, como profesional y ahora como artista”.
Fueron las tres colectivas de drag más importantes en el país las que hicieron realidad esta noche. Las presentadoras del evento fueron Inga Apfel, la drag académica que se dedica también a la biología y Gloria Deus Pacheca, que una noche antes ganó el premio Miss World Gay Revelación en Genetic.
Al entrar al Lux estaban Kika y Sakura Doll dando la bienvenida a los asistentes, tomándose fotos y ambientando lo que sería una noche de tacón, peluca y brillantina.
Primero fue el turno de la colectiva El Orfanato, con las “muñequitas coquetas” como se hacen llamar La Trivett, Tesla Text, Joan Who, Jade Ruth y Delphine Waldorf.
A ellas les siguió las Hijas de la Drag Puta, una colectiva que nació en una noche de copas y diversión en la zona 1 de la capital. En esta casa sobresale el diseño gráfico, la confección de sus vestuarios y la producción de sus propios shows.
Quienes representaron a esta casa fueron Fatti Mami, Badass Joto, Amelie, Bocado de Reina, Christina XCX y Nauxxea.
La última casa de drags en tomar el escenario fue Dragbesties, la primera colectiva drag que se formó en la ciudad de Guatemala y que ha sido el hogar de personajes icónicos a nivel internacional como Carmen Monoxide.
Gabo Quiroa, La Zander, Úrsula, Mariposona, Gloria Deus Pacheca e Inga Apfel fueron quienes cerraron la noche con una actuación que combinaba el audiovisual, el teatro y la danza urbana.
“I hate people” fue una de las canciones más ovacionadas de la noche con la presentación de Úrsula, pero estas drags demostraron que odio es lo que menos representa a esta comunidad que busca conquistar nuevos espacios para visibilizar también la diversidad sexual en una coyuntura política donde los partidos conservadores insisten en anular su existencia.
Reconociendo y honrando el trabajo de las hadas ancestras como María Conchita, mujer transgénero asesinada en 1997, la historia de las drags se sigue escribiendo en este bosque llamado Guatemala.
