Foto: Melissa Miranda

Niñez LGBTIQ+ y su lucha por no quebrarse en las escuelas

La escuela no siempre es sinónimo de descubrimiento y diversión. Un estudio evidencia los abusos a los que se enfrenta la niñez LGBTIQ+ en Guatemala, y cómo los prejuicios y la falta de sensibilidad de parte de familiares y maestrxs, les hace aún más vulnerables.
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Para saber qué debemos cambiar necesitamos identificar en qué estamos fallando como sociedad. El estudio “Entre la sobrevivencia y la visibilidad: Vivencias de la población LGBTIQ+ en centros educativos”, aporta testimonios y datos valiosos para entender cómo el sistema educativo le está fallando a la niñez diversa.

Los testimonios recogidos en el estudio evidencian cómo es enfrentarse a prejuicios desde los primeros años de vida, solo por el hecho de ser “diferentes”. Estas violencias, a la fecha, atraviesan sus vidas en aspectos psicológicos, físicos, sexuales y sociales. 

Cuando las escuelas no son seguras

No para todas las personas la etapa escolar representó risas, compañerismo y comprensión. La falta de preparación y los propios prejuicios del personal, hace que las escuelas no sean un lugar seguro para la niñez LGBTIQ+ que se ve obligada a crecer y aprender, en un mundo hostil. 

  • Según el estudio el 69% de las personas entrevistadas recuerdan haber recibido burlas por su orientación sexual. Sobre todo, tuvieron que enfrentarse a apodos hirientes, bromas de doble sentido que les incomodaban (65%) y bromas de índole sexual (51%). 

Una persona trans y pansexual que participó en este estudio, narró que toda la clase estaba en su contra y recibía ataques por todos lados. “Lo que hizo que se me desarrollaran los pechos tan voluminosos era que tenía sobrepeso en esa época (…). Me decían vaca, pero un insulto que se me quedó y que incluso exploré en terapia, de por qué había tenido tanto problema con los pechos: fue que me decían vaca lechera”. A este apodo le acompañaba el acoso sexual que agravó el daño emocional que le provocó su etapa escolar. 

Más personas entrevistadas relataron que fueron encerradas o acorraladas en los baños de los establecimientos. Además, tocaron sus cuerpos, les besaron a la fuerza o fueron víctimas de intentos de violación. Y todo, sin tener a alguien de confianza con quien denunciar y buscar apoyo.

Así, el lugar donde la niñez debería fortalecer su personalidad terminó convirtiéndose en el origen de muchos traumas.

  • Otro dato que el estudio demuestra es que la violencia sexual contra la población LGBTIQ+ se produjo en mayor medida en establecimientos evangélicos.

¿Y qué hacían las y los maestros?

El rol de las personas adultas que acompañan la niñez es primordial en la vida de la niñez. Deberían ayudarles y protegerles en situaciones difíciles como estas pero en la mayoría de los casos terminaban siendo parte del problema.

  • Las personas entrevistadas mencionan que recibían burlas por parte de sus maestros y maestras en un 34%, y que hablaban mal de ellos y las ponían de mal ejemplo en un 23%. 

También recuerda que no recibían apoyo de las y los docentes para enfrentar el acoso. En cambio el personal escolar terminaba tomando medidas disciplinarias con el fin de “normalizar” a estudiantes que eran diferentes. 

En esa etapa en que estaban descubriéndose a sí mismxs, el proceso se volvió un ejercicio doloroso y condicionado por personas ajenas. No podían confiar en nadie: estaban solxs.

  • El 68% de personas entrevistadas nunca les contó a sus padres y madres lo que estaban viviendo en sus centros educativos, por el temor y vergüenza a ser confrontados, debido a que en su familia se desconocía su orientación sexual. Esto daba pauta a que vivieran el acoso de forma solitaria, sin saber muy bien cómo defenderse. 

Los efectos de la violencia que sufrimos

Las violencias vividas durante la niñez y adolescencia, tienen un fuerte impacto en nuestro desarrollo y adultez, sobre todo en casos donde enfrentamos crueldad. 

Para la comunidad LGBTIQ+, fue difícil continuar, aún con el conocimiento de que nunca se aplicó ninguna sanción a estudiantes que ejercían violencia en su contra. Estas injusticias moldearon su forma de relacionarse, de actuar y de expresarse.

  • El 62% expresa que debido a las experiencias previas, prefieren ocultar su identidad. Un 53% afirma que tienen baja autoestima por violencias que marcaron sus adolescencias, y un 39% menciona que se le dificulta relacionarse con las demás personas porque no pueden confiar con facilidad. 

Con cifras y vivencias, este estudio ayuda a demostrar la gran deuda que la sociedad guatemalteca tiene con la niñez LGBTIQ+. No solo se trata de quienes ya fueron víctimas de discriminación y violencia sino con la falta de medidas para asegura que en este momento, la niñez no esté sufriendo lo mismo en escuelas y colegios. 


El estudio “Entre la sobrevivencia y la visibilidad: Vivencias de la población LGBTIQ+ en centros educativos”, es un proyecto de Hivos y la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales. Podés descargarlo acá.

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