Guatemala es una ciudad hostil para las personas con discapacidad

Más de 947 mil personas en Guatemala viven con una discapacidad visual. El 30% de esas personas vive en la Ciudad de Guatemala. Para ellas, desplazarse por las calles y avenidas es más difícil entre baches, grietas y agujeros. Las instituciones reconocen el problema, pero no lo arreglan.

A la novena calle de la zona 1 la conocen como “La Calle de la Lotería”. La llaman así porque durante el día distintas personas adultas venden números de la Lotería Santa Lucía. Al menos 86 de estos vendedores y vendedoras tienen una discapacidad visual.

Uno de ellos es Oscar Mendoza, de 55 años.

Oscar Mendoza vive en la zona 6 capitalina. Entre semana toma el Transmetro y se baja en la parada del Parque Colón para luego caminar diez cuadras hasta llegar al Benemérito Comité Prociegos y Sordos en la 3 avenida.

Para la mayoría de personas, caminar esas cuadras es una tarea fácil, que no debería tomar más de 10 minutos. Pero para las personas que tienen una discapacidad visual el tramo es más largo.

Antes de dar cualquier paso, Oscar Mendoza debe asegurarse de que no haya un agujero en la banqueta, un objeto con el que puedan tropezarse, una grieta o una reposadera destapada. También debe preocuparse de que una motocicleta no le robe su espacio en la acera.

Así ha sido su rutina diaria desde hace 20 años, cuando comenzó a vender números en la Calle de la Lotería.

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⚠️Hoyos, grietas y motocicletas en las aceras. Caminar las calles de la Ciudad de #Guatemala es un doble reto para las personas con discapacidad visual.🕳️👨🏽‍🦯 ➡️Lee la historia completa en Quorum.gt #Guate #CiudadDeGuatemala #DiscapacidadVisual #fyp #parati #gt

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Diez horas diarias en una banqueta hostil

Oscar Mendoza nació con dificultad para ver y perdió totalmente la vista luego de una operación fallida en sus ojos. Es perito en administración de empresas y antes de vender números era mensajero de bufetes de abogados. “Siempre me he desarrollado laboralmente en las calles”, cuenta.

Ahora, él pasa cerca de diez horas diarias en la banqueta de la novena calle. Hasta ha hecho amigos. Alguno que otro conductor le bocina amigablemente y le grita “Coca”, mientras que otras personas lo detienen en la calle para comprarle un boleto y conversar de cualquier tema.

Para Oscar Mendoza, recorrer la novena calle ya es más fácil. No porque las aceras sean mejores, ni porque el piso tenga las señales táctiles que le ayuden a saber cuando acaba la banqueta y comienza la calle.

Es más fácil porque ya está acostumbrado a caminar por allí todos los días.

“Para mí la estructura de las banquetas y aceras está mal. Hay baches y el sistema de cableado está mal ubicado. A veces se roban las tapaderas de los contadores de agua o de los tragantes —alcantarillas—. Yo me he ido en tragantes. Las ventas callejeras están mal ubicadas. Pero a todas estas dificultades le podemos agregar el mal uso que les dan los motoristas. Las utilizan como parqueo”, cuenta.

El problema se extiende a todas las zonas de la Ciudad de Guatemala. Según el último censo, en el municipio viven 280 mil 202 personas con discapacidad visual.

¿Por qué las aceras están como están?

Prociegos y Sordos también considera que los principales obstáculos de la calle de la lotería son las grietas y agujeros en las aceras.

Para la organización, la solución es simple. La infraestructura peatonal debe ser reparada, debe contar con guías táctiles y semáforos con señalización sonora. Además, sugiere que deberían implementarse medidas para evitar el robo de las tapaderas de tragantes.

Todos esos problemas solo pueden ser solucionados por la Municipalidad de Guatemala (MuniGuate).

El departamento de obras de la MuniGuate menciona que en el año no han recibido una solicitud formal para arreglar las banquetas con el fin de que las personas con ceguera puedan caminar con mayor facilidad.

Afirma que, a pesar de ello, todos los días los supervisores y supervisoras de la Municipalidad transitan las calles de la ciudad para identificar daños. Como consecuencia de ello, han arreglado varias banquetas, dicen.

La de la novena calle no es una de ellas. Tan solo el 30 de septiembre observamos grietas en la banqueta, algunos agujeros y ventas ambulantes que obstruyen el paso. “La ciudad es tan grande y hay tantas cosas por hacer que a veces es insuficiente el personal para hacerlo y el presupuesto”, responde la MuniGuate.

Tener un país accesible es una decisión política

En Guatemala no existen leyes que obliguen a las instituciones a que la infraestructura sea accesible para las personas con cualquier tipo de discapacidad. Jonatan Natareno, defensor de las personas con discapacidad de la Procuraduría de los Derechos Humanos (PDH), considera que ese es uno de los principales obstáculos.

“La discapacidad es una condición, pero las barreras para el desenvolvimiento de las personas las ponen las actitudes y el entorno. A pesar de que existen algunas normativas, pareciera que son más de carácter conciencia y sin ningún impacto en sancionar su incumplimiento”, detalla.

Dominique Rodríguez, del departamento de incidencia política del Consejo Nacional para la Atención de las Personas con Discapacidad (Conadi), agrega que otra barrera importante es el desconocimiento de la población sobre cómo abordar a una persona con discapacidad visual. O bien, entender la importancia de tener espacios accesibles.

En 2019 un tuit de la excandidata a diputada del partido CREO, Ana Guerrero, evidenció este desconocimiento. “¿Alguien que me explique para qué sirve esto? ¿Será que quieren hacerle difícil caminar a quienes usamos tacones en zona 10?”, publicó, refiriéndose al piso podotáctil que las personas con ceguera usan para guiarse en las calles.

Rodríguez también es politóloga y asegura que crear un país accesible es un asunto político, incluso para quienes no viven con alguna discapacidad. “Aunque no me esté afectando directamente, afecta a una parte vulnerable de la ciudad. Con la política tenemos que llegar a grupos tanto grandes como a los más olvidados. Así podemos tener un país que sea mucho mejor para vivir”.

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