Amnes y la lucha de las personas trans para protegerse del covid-19 y de la discriminación

Vacunarse contra el covid-19 es un reto pero cuando se trata de personas trans, la dificultad es mayor. No sólo se trata de dónde conseguir la vacuna, sino de cómo hacer para que identificarse no sea un problema y para evitar el riesgo de ser expuestas o dañadas. Esta es la historia de cómo Ammes enfrentó esos obstáculos y ayudó a más personas trans, a acceder a la vacuna.
Ilustración: Herbert Woltke

Imaginemos la siguiente escena: Filas de personas en espera de un turno para ingresar al recinto, del otro lado una cola de vehículos que no avanza y, al fondo, unas computadoras con la base de datos que a cuentagotas llena los campos de información de los guatemaltecos que llegan a vacunarse contra el covid-19 al centro instalado en el cuartel Mariscal Zavala en la zona 17.  

Lo anterior es la descripción de la rutina diaria en ese puesto de vacunación, pero para la persona que espera su turno en el segundo vehículo de la fila, este día no tiene nada de rutinario.

La persona que maneja y espera ser inmunizada es la joven universitaria Amnes Virginia Meneses de 28 años, estudiante de Ciencias de la Comunicación y mujer trans. Ella, junto a su hermana, buscan la preciada primera dosis de Moderna. 

El proceso de vacunación en Guatemala ha sido lento y complicado. En julio, cuando el presidente Alejandro Giammattei anunció que la vacunación se abriría para estudiantes universitarios, las hermanas Meneses vieron que su oportunidad había llegado. Eso, siempre y cuando el prejuicio no obstaculizara su objetivo de conseguir la vacuna.

Como mujer trans, Amnes explica la dificultad de poseer un documento de identificación y ser visualmente distinta al imaginario tradicional hombre/mujer. “Identificarse no debería ser un problema o un episodio incómodo al momento de acceder a la vacuna”, aclara.

Pero la realidad es muy distinta y el proceso de vacunación, como muchos otros trámites en lo público, invisibiliza a la población trans que muchas veces tiene que someterse al dilema de exponerse o no ser tomadas en cuenta. “Las personas trans tienden mucho al anonimato por la misma exclusión y así evitar la posibilidad de ser dañadas y expuestas”, reconoció Amnes. 

Esta vez la pandemia no dio lugar a mayores dilemas, Amnes debía obtener la vacuna y la alternativa era investigar por cuenta propia cuál era la vía más accesible para lograrlo. Y la encontró en el Mariscal Zavala.

Mantenerse en el papel y no titubear

Amnes descubrió que la modalidad en automóvil era el trámite más expedito en el centro de vacunación del Mariscal Zavala. “Yo no presenté mi DPI, mostré mi carné universitario desde el vehículo, allí no revisan tanto”, explica. 

 También aclara que uno de los elementos que permitieron obtener la vacuna fue el mantenerse todo el tiempo en el papel. Lo describe así: “no hay que quedarse titubeando, ni ponerse nerviosa, ni parecer sospechosa porque al final no estás haciendo nada malo”.

Con el objetivo alcanzado, ósea la vacuna aplicada, la joven elaboró una estrategia para difundir la información y dar alguna luz a la población LGTBIQ que quieren inmunizarse pero que no se ve reflejada en ninguna convocatoria del Ministerio de Salud.

Amnes y el grupo red Trans Joven, giraron una convocatoria para integrar pequeños grupos y realizar varios viajes a ese centro de vacunación. 

En cierta ocasión las cosas se complicaron. Un trabajador de salud requirió el DPI a una de las integrantes del grupo y Amnes tuvo que intervenir con una justificación de último momento. “Se siente como si estuviéramos haciendo algo malo y no lo es”, reflexiona la estudiante.

En total se organizaron cuatro grupos y se difundieron consejos para evitar algún contratiempo al momento del trámite. A criterio de Amnes la experiencia fue exitosa pero agridulce porque reveló la indiferencia de las autoridades hacia esta población. “No hay ninguna campaña de comunicación que nos diga por aquí es, no tengan miedo”, puntualizó Meneses.

Digan lo que digan, La vacuna es un derecho

Zulma Calderón, Defensora de la Salud de la Procuraduría de los Derechos Humanos (PDH) constató la falta de instrumentos de comunicación que orienten a la población de la diversidad en el acceso a la vacuna.

Calderón va más allá y confirma la inexistencia de herramientas de comunicación efectivas para difundir el plan nacional de vacunación. “Ni siquiera se ha dicho que la vacuna es gratuita, menos hemos visto información con pertinencia cultural, de género, inclusiva y orientada a las poblaciones vulnerables”, expresó la defensora. 

La falta de coordinación entre las instituciones públicas deja a la misma cartera de Salud como único actor encargado de informar y orientar. “Es lamentable que el Ministerio de Salud no implemente estrategias urgentes para todas las poblaciones.  La vacuna es un derecho que debe resaltarse y nadie debe impedir su acceso”, afirmó Calderón. 

Hasta el momento, las Defensorías de la Salud y de la Diversidad no tiene registro de denuncias por discriminación en centros de vacunación. Esto no significa que el acceso a la vacuna sea sencillo o deje de ser un peligro para la población trans. 

 Si algo no funciona, hágalo usted mismo

Autogestionarse las soluciones sigue siendo la senda para muchas personas que se identifican con una identidad de género diferente. 

Sebastián Martínez, estudiante de derecho y persona no-binaria, tiene claro que, para la mayoría de la población con una orientación sexual o identidad de género contraria a la tradicional, acudir a un centro de vacunación no supone la seguridad que muchos dan por sentado. “Cada vez que necesitamos contar con la atención de un salubrista, debemos estar alerta a cualquier indicio de riesgo debido a los prejuicios sostenidos por quién nos tomará nuestros signos o en el caso de la pandemia covid-19, nos aplicará la dosis de la vacuna”.

Martínez es integrante de la asociación Visibles y conoce casos como el de Amnes. “La obligación del Estado de Guatemala de garantizar el ejercicio del derecho a la salud no se satisface solamente con crear normativas y ejecutar programas de salud. Es decir, la población a la que la garantía va dirigida debe en realidad tener acceso libre de obstáculos a los servicios de salud”, concluyó.

Amnes espera más debates sobre temas como la vacuna donde la población LGTBIQ sea tomada en cuenta. Incluso en los mismos colectivos de la diversidad. “Debemos hablar de la vacuna y estos temas para apoyarnos y abrazarnos”. 

De momento, las chicas y los chicos trans seguirán organizando al siguiente grupo de “estudiantes” que tratará de conseguir la vacuna contra el Covid-19. “La estrategia no me hace sentir tan orgullosa, pero era la manera de sentirnos seguras y no ser violentadas. Solo queremos la vacuna”, aclaró Amnes.

Temas como la falta de vacunas o el ir y venir de un centro a otro para completar el esquema de vacunación son los problemas que aquejan al guatemalteco promedio, pero las personas trans se enfrentan además con la necesidad de planificar estrategias para minimizar agresiones y ser atendidas por un Estado que no reconoce sus identidades. 

Amnes y el resto del grupo saben que ese reconocimiento, al igual que la vacuna, es un derecho y no un privilegio. 

Tienen claro que lo obtendrán a base de unión, estrategia y empatía, al igual que hicieron para  conseguir la vacuna contra el Covid-19. La otra pandemia contra la que luchan es la de la indiferencia.

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