Brandon López: el b-boy de zona 3 que saltó al cine y ganó un Cannes

Las calles que rodean el relleno sanitario de la zona 3, de la ciudad de Guatemala, vieron crecer y bailar breakdance a Brandon López. Un día, el destino lo llevó a cambiar el taller de herrería por los sets de filmación.
Brandon López, recibiendo el premio Ariel por su actuación en La Jaula de Oro.

La energía vibrante y la facilidad para aprender, caracterizan a Brandon López. Tiene 27 años y es el tercer hijo de una familia trabajadora que habita a una cuadra del relleno sanitario de la zona 3. Es actor, a veces herrero y en otras ocasiones baila breakdance.

En un parque de la colonia Bethania, en la zona 7 de la Ciudad de Guatemala, entre risas Brandon recuerda como sin planearlo resultó ganando su primer papel protagónico. 

Brandón trabajaba como herrero a los 15 años, un día normal después del trabajo, su mamá lo llevó casi forzosamente a una audición en el salón municipal de la zona 3. Ese día el cineasta español Diego Quemada-Díez, estaba haciendo un casting porque buscaba a jóvenes para su película “La jaula de oro”.

Brandon fue el último en llegar, no sabía nada de cine, menos de actuación y lo que hizo fue bailar y responder las preguntas que le hicieran. Recuerda que fue extraño que le tomarán fotos pero su don para platicar le hizo llevadera y digerible la audición.

Esta audición fue el inicio de un largo proceso. Sus jornadas en los talleres de herrería de su colonia pasaron a ser jornadas largas e intensivas en actuación y el inicio del cine en su vida. 

La Jaula de Oro, retrata la violencia, el racismo y el peligro al que se enfrentan jóvenes migrantes en el trayecto  de Guatemala hacia Estados Unidos. Es uno de los filmes mexicanos más premiados en la historia, incluso es reconocida como una de las 100 mejores películas en México. 

La participación en esa película llevó a Brandon a ser reconocido como mejor actor con el premio Ariel en 2014. También recibió, junto a sus compañeros, el premio Un Cierto Talento en el Festival de Cannes, en  Francia, en 2013. 

Consciente de su entorno, afirma que si no hubiera sido por el casting que llegó a su colonia, él nunca se hubiera imaginado trabajar en el cine y mucho menos ser reconocido por su trabajo como actor. 

“Desde ese momento le agarré amor a todo lo que hago”, dice. Reconoce que en medio de todos los desafíos y retos del cine en un país con pocas oportunidades como Guatemala, él ha sido un privilegiado.

Del barrio al cine

El relleno sanitario recibe toneladas de basura provenientes de más de 10 municipios capitalinos. El basurero es la catástrofe ambiental más grande y visible de la Ciudad de Guatemala.

La inseguridad y la violencia, son otros grandes problemas de la zona. En medio de ese contexto Brandon fue a la escuela y, aunque su actitud imperativa le provocó retrasos en sus estudios, persistió. Recuerda que desde los 10 años ha trabajado. Su papá le enseñó la herrería, luego aprendió sobre torno, mecánica de motos, carpintería y otros oficios.

En el camino también encontró gusto por la cultura hip hop, salía a bailar break dance a la sexta avenida de la zona 1 y otras veces cantaba rap con su hermano menor. 

El arte fue su altavoz para expresarse y, según su familia, también fue su salvación. El cine le dio las oportunidades que el Estado nunca le iba a facilitar. 

“Mis papás felices de que yo esté en este rollo del cine, si yo no estuviera metido en esta onda, estaría metido en saber qué, porque uno se ambienta de lo que le rodea”, comenta.

También lamenta que la oportunidad que él tuvo y que lo llevó a introducirse en el mundo del cine sea limitada y no llegue a jóvenes de otras colonias.

“Yo nunca me imaginé estar en el cine, nunca me imaginé agarrar una cámara y aprender a grabar porque nunca tuve la posibilidad de comprarme una cámara. En la zona 3 hay muchas personas que han salido (adelante) por su propio esfuerzo. No les dan oportunidades por ser de una zona marginal. Crecemos viendo gente con pistolas, gente muriendo y podría cambiar, pero las oportunidades no siempre llegan al barrio”, lamenta.

Un país sin producción cinematográfica

El mundo del cine le ha mostrado a Brandon que no es una profesión para todas las personas. Los cursos y las carreras especializadas en la materia tienen costos elevados, que no podría costearse una persona con un salario promedio.

Brandon logró estudiar por medio de una beca en la Escuela de Cine Casa Comal, de lo contrario cree que no hubiera podido costearse su educación. Pese a ello, considera que la formación es débil y lamenta que aún no hay escuelas mucho más especializadas en actuación.

“A mí me gustaría ver en Guatemala muchas escuelas de actuación porque hay gente que está tratando de dar tallercitos, de promover diplomados, pero todavía no hay como una licenciatura en actuación”, comenta.

También cree que es necesario que dentro del mundo del cine el clasismo deje de perpetuar relaciones desiguales ya que en muchas ocasiones, las y los actores son estigmatizados por su origen y condición social.

Por ahora Brandon se dedica a impartir talleres de actuación y cinematografía, mientras busca espacios en nuevas películas. Si no hay trabajo en cine trabaja como herrero. Sueña con que el cine llegue a los barrios y pueblos con menos oportunidades.

Para lograr sus sueños decidió irse a México, donde la industria del cine sí está desarrollada.

“Solo quiero decirle a la gente y a todos los patojos, quienes se estén esforzando por hacer algo, que sigan haciendo las cosas de manera correcta y que nos sigamos preparando constantemente. Nos van a decir ‘no’ un montón de veces, pero el esfuerzo y la constancia es la que nos va a llevar a hacer las cosas de manera correcta, bonita y profesional”.

En la Muestra de Cine Memoria Verdad y Justicia se estrena la película “1991”, un crudo retrato sobre la desigualdad en la ciudad de Guatemala. Brandon participa como actor. Se proyectará el sábado 15 de octubre de 2022 a las 7 de la noche, en los Cines Capitol en la 6a. Av 12-51 Z. 1

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