“El pueblo de Guatemala se ha pronunciado con fuerza”, dijo Arévalo, el presidente electo, la noche del 20 de agosto, en una conferencia de prensa.
En coincidencia con lo que habían anticipado las encuestas, el Movimiento Semilla ganó en el balotaje con el 58% de votos (2,4 millones), frente al 37% de votos (1,6 millones) de Sandra Torres, la candidata de la Unidad Nacional de la Esperanza.
La propuesta de Arévalo se centra en combatir frontalmente la corrupción en el gobierno guatemalteco; aumentar la inversión social ―salud y educación― y la inversión en infraestructuras, además de luchas para erradicar la discriminación y la desigualdad.
Analistas consideran que su victoria es un reflejo del cansancio de los guatemaltecos y guatemaltecas con el sistema político.
Al menos tres 3 expresidentes y cientos de funcionarios de nivel medio han ido a la cárcel en la última década, bajo acusaciones de formar parte de estructuras criminales para aprovecharse de fondos públicos.
Un camino difícil a la presidencia
El camino para que Arévalo y Herrera asuman en el gobierno el próximo 14 de enero 2024 está obstaculizado por la fiscal general, Consuelo Porras y el fiscal Rafael Curruchiche.
La Fiscalía acusa a señala a Arévalo y a su círculo de confianza de cometer irregularidades durante la creación del Movimiento Semilla, mientras el partido responde que se trata de una persecución política.
En la noche de la elección, Arévalo restó importancia a las amenazas de Porras y confió en que asumirá la presidencia, aunque el panorama es complicado.
Semanas atrás, la Fiscalía, con el aval del juez Jimi Brener, ordenó un allanamiento en la sede del Movimiento Semilla y anticipó que capturaría a integrantes del partido político.
En los últimos cinco años, decenas de periodistas, fiscales, jueces y defensores de derechos humanos abandonaron Guatemala, debido a la persecución de la Fiscalía General.
Estados Unidos sancionó e incluyó en la Lista Engel tanto a Porras como a Curruchiche, por ser actores corruptos que socavan la democracia.
Presidente, hijo de presidente
Arévalo, un sociólogo de profesión, tiene una trayectoria como diplomático y actualmente es diputado en el Congreso, asumirá la presidencia con un gran peso histórico sobre sus hombros.
Su padre, Juan José Arévalo, fue presidente entre 1944 y 1951, y es recordado como uno de los líderes más progresistas de la historia de Guatemala, junto a Jacobo Árbenz Guzmán, quien gobernó entre 1951 y 1954.
A los dos gobiernos revolucionarios se les llamó la ´primavera democrática´, pero esa etapa de progreso terminó cuando las élites guatemaltecas y Estados Unidos dieron un golpe de Estado a Árbenz.
El presidente electo Arévalo, al llegar al poder, promete continuar con la línea progresista y humanística de su padre y dar un giro hacia la defensa de los derechos humanos.
A lo largo de la campaña electoral, de siete meses, Sandra Torres atacó el posicionamiento de Arévalo en contra de la discriminación y la violencia hacia las personas LGBTIQ+
Las campañas de desprestigio alcanzaron a la familia de Arévalo, a quien se le cuestionó en un programa de radio con alcance nacional, por acudir a la boda de su hija, quien contrajo matrimonio con otra mujer en México.
“Es mi hija, es mi familia”, respondió Arévalo.
Torres también instrumentalizó otros temas en la campaña electoral, como la educación sexual integral o el derecho a la salud sexual y reproductiva, e incluso, denunció a una artista drag por hacer un video en el espacio público.
Esta fue la tercera participación de Torres en las eleccionres presidenciales de Guatemala y también la tercera ocasión en la que llega a segunda vuelta sin ganar.
Otros políticos con propuesta ultra conservadores, como Zury Ríos y Edmond Mulet, también fracasaron en su intento de llegar a la presidencia.