¿Por qué las universidades de Guatemala no están entre las mejores de Centroamérica?

Parece que Guatemala está lejos de alcanzar una educación superior de calidad, Costa Rica se posiciona con las mejores universidades de Centroamérica. ¿Por qué nos estamos quedando atrás?
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¿Qué nos dicen los rankings?

Recientemente se actualizaron dos rankings. Uno es Quacquarelli Symonds (QS) y el otro es el Ranking Web de Universidades. Estos rankings evalúan la cantidad de investigaciones y publicaciones; el trabajo de las y los docentes; la innovación, el emprendimiento y los niveles de internacionalización.  

  • En QS la Universidad de Costa Rica, la Universidad Tecnológica de Panamá y la Universidad Autónoma de Honduras, son las que lideran la región.
  • En el Ranking Web los números no cambian mucho, Costa Rica sigue liderando la región en el puesto 1775 a nivel mundial, seguido de Panamá en el puesto 3446, luego Honduras en el 3529, y  Guatemala en el 3571.

Sin bien los rankings no son una herramienta del todo exacta, nos permiten tener una referencia sobre la situación de la educación superior en el país.

¿Por qué es preocupante?

El acceso a la educación superior en Guatemala no es para todas las personas. De acuerdo con el Censo de Población de 2018, menos de la mitad de estudiantes de nivel diversificado logran llegar a la universidad para estudiar una licenciatura. El dato es todavía menor si nos referimos a las maestrías y doctorados.

  • Para las y los adolescentes es difícil profesionalizarse y la baja calidad de la educación superior les pone en desventaja en mercados cada vez más globalizados. 

Para entender porque el país aún no supera las deficiencias académicas conversamos con catedráticos universitarios. Las razones del rezago podrían ser tres:

1. Poca producción científica: 

Las universidades tienen dificultades para hacer investigaciones científicas debido al bajo presupuesto que se destina, dice el doctor en Física y catedrático de la USAC, Enrique Pazos. 

  • El Estado tiene la peor inversión en el desarrollo de la ciencia e investigación a nivel iberoamericano. Apenas se destina el 0.03% del PIB, mientras que Costa Rica invierte el 0.39% y los países considerados de primer mundo aportan entre el 3% y el 5%. 
  • Un reporte identifica 254 investigadores en Guatemala. Costa Rica, con menos población, tiene 6 veces más investigadores.

Pazos, agrega que hay pocas personas que se dedican a la investigación porque la mayoría se concentran en la docencia. 

2. Una generación de académicos amedrentada

Durante el Conflicto Armado Interno catedráticos, estudiantes y docentes que en su mayoría eran parte de la única universidad pública, fueron victimas de persecución, intimidación, asesinato y desapariciones forzadas.

  • La USAC identifica a 736 estudiantes y docentes asesinados y desaparecidos por la violencia estatal. El número podría ser mayor. 

Esto, el Doctor en Filosofía Política y profesor del Glendon College en la York University, Marco Fonseca, lo nombra como “una pérdida generacional de académicas y académicos” que pensaban diferente o cuestionaban al poder militar. 

Muchas de las y los sobrevivientes, debieron exiliarse y desarrollarse profesionalmente en otros países.

3. Universidades con fines políticos y no académicos

El deterioro de las universidades “no es de ahora, sino de décadas”, dice Ana Silvia Monzón, doctora en Ciencias Sociales. Algo que ha relegado a la academia son los incentivos políticos.

  • La USAC tiene representación en más de 50 espacios dentro del Estado y por ello el interés de las autoridades universitarias no se centra tanto en mejorar la academia como en la disputa del poder. 
  • El que los decanos de Derecho tengan voz y voto en elección de jueces, magistrados, fiscal general y otros puestos importantes, también significó un auge en la creación de nuevas universidades. 

Las universidades han perdido el interés de promover la academia, más bien “hay un terreno fértil para que se reproduzcan las ambiciones personales”, lamenta Marco Fonseca. 

Una evidencia es la obtención, con fines políticos, de los grados universitarios aún haciendo uso de tesis plagiadas. Muestra de ello es que cada vez hay más funcionarios acusados de plagio como sucede con la fiscal general, Consuelo Porras; o la presidenta de la Corte de Constitucionalidad, Dina Ochoa.

Las becas pueden ser una solución

“Las becas que otorga el gobierno y las universidades ayudan a disminuir la brecha. Sin embargo, también existe un gran desconocimiento sobre cómo aplicar y aprovechar estas oportunidades”, dice Ana Raquel Aquino, abogada y asesora de becas.

  • Incluso cuando hablamos de becas hay desigualdad en el acceso, pues quienes tienen más información son personas urbanas y capitalinas, mientras que las personas de comunidades rurales encuentran mayores dificultades para obtener información. 
  • Si necesitas asesoría o consejos para optar a becas da click aquí

Exigir una educación superior de calidad es derecho de todas y todos. Involucrate en asociaciones estudiantiles, utilizá los mecanismos de tu universidad para hacer llegar sugerencias, quejas o denuncias de anomalías. 

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